Manejar la ira es fundamental tanto en adultos como en niños porque estos episodios de enfado, pueden incluso llegar a ser violentos y causar daños físicos y materiales.
La ira es una emoción que como hemos señalado se presenta tanto en niños como en adultos; sin embargo, es importante que desde pequeños los padres aprendan a manejar estos episodios para que los niños gestionen de la mejor manera posible esta emoción que, no es fácil de manejar para ninguna persona.
Una de las claves es aprovechar los episodios de ira para enseñarles a los niños a canalizar, manejar y controlar esta emoción.
¿Qué hacer para manejar la ira?
Lo primero es saber identificarla, tanto los padres como los propios niños. La ira se puede manifestar de diferentes maneras, con resentimiento, irritabilidad, agresividad o furia, y se puede presentar ante una situación que no les gusta, que les genera enfado o que les provoca frustración.
Una vez se identifica el episodio, se deben tomar las medidas correctivas sin tener que llegar a los gritos o al maltrato, por ejemplo.
Identificar la ira
Un niño puede manifestar su ira de dos formas, interna y externa. En la forma interna la adrenalina de su cuerpo aumenta, al igual que su presión sanguínea y ritmo cardiaco.
La externa, que es la más fácil de identificar se manifiesta cuando el niño tensa los músculos, eleva el tono de su voz hasta llegar a gritar. Un niño durante un episodio de ira puede además de gritar, insultar, golpear, lanzar objetos y romperlos.
Mantener la calma
Los padres o el adulto a cargo del niño deben mantener siempre la calma ante un episodio de ira.
Nunca se debe igualar el comportamiento del niño, es decir, los padres no deben responder ante la ira con más ira. No se recomienda gritar ni maltratar al niño, tampoco golpear o romper las cosas. Recuerden que el ejemplo es la mejor manera de enseñar.
Por muy difícil que sea la situación, los padres o cuidadores están en la obligación de mantener la calma, nunca se debe confundir con que un padre no pierda la cabeza en episodios de ira con padres permisivos.
Cuando los padres logran mantener la calma será más fácil gestionar la ira de los niños.
Reconocer sus emociones
Losniños deben aprender a reconocer sus emociones y así puedan auto controlarse.
Expertos recomiendan que los padres esperen que el niño se calme para luego hablar sobre lo que ha ocurrido. Es importante que durante la conversación los padres estimulen al niño para que explique por qué reaccionó así ante la situación de inconformidad y cómo se siente después del episodio de rabia.
Esto es fundamental para que los niños aprendan a reconocer esta emoción, especialmente si es la primera vez que la sienten. Cuando el niño aprende a reconocer sus emociones, es más fácil para él hablarlo y de esta manera gestionarlo.
El adulto debe ser un guía porque esta no será la primera vez ni la última que el niño sentirá ira o rabia; por tanto debe aprender a controlar sus emociones; a no dejarse llevar por la ira hasta tener rabietas, momentos de agresividad o que llegue a ofender a las personas.
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Actuar sin ira
El adulto debe enseñar al niño a actuar sin ira, y para ello lo primero es que entre padres y niños identifiquen qué les provocó la ira, después ayudarles a encontrar maneras sin ira con las que puedan solucionar ese problema.
Los expertos sugieren que los padres deben mostrarles a los niños las ventajas de solucionar sus problemas sin ira.
Una vez el pequeño logre controlar su ira, los padres deberán reforzar positivamente su comportamiento, no con premios y cosas materiales, sino con palabras de afecto, un buen gesto.
Solución para manejar la ira
Muchas son las herramientas que los especialistas pueden emplear para ayudar a los padres y sus hijos con el control de esta y otras emociones, sin embargo, te planteamos la técnica del semáforo, una alternativa que ayudará a que los niños aprendan a regular sus emociones.
El rojo es para parar, el amarillo para pensar y el verde para actuar. Cuando el semáforo está en rojo significa que debemos parar para reconocer nuestros sentimientos y emociones, el tener esa conciencia de la emoción nos permitirá actuar mejor.
Una vez se reconoce la emoción, se pasa al amarillo, es el momento de pensar sobre cuál es la mejor respuesta ante la situación que se tiene en frente y genera tal emoción.
Luego sigue el verde, es decir, que llegó el momento de actuar, ya con la emoción regulada la manera de actuar será mejor.
Es importante tomar en cuenta que la técnica del semáforo es válida en niños a partir de 3 o 4 años, que es cuando pueden comprender el funcionamiento del semáforo.
Puedes incluso optar por elaborar el instrumento en cartón y ubicarlo en algún lugar específico de la casa. Trata de explicar el procedimiento en momentos de calma para que entienda lo que significa y así cuando deben recurrir a él en momentos de rabia, todo esté claro y no lo vea como un castigo.
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2021-08-19
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