Compararse con los demás es muchas veces un acto involuntario, que incluso puede no ser algo malo, siempre y cuando, te lleve a superar esas diferencias y a ser mejor cada día.
Lo importante es poder compararse sin que esto afecte negativamente. La persona puede compararse de vez en cuando y que esto no sea algo frecuente en la vida.
El problema ocurre cuando esto es el común denominador, porque se corre el riesgo de caer en baja autoestima, por ejemplo; algo muy común entre los adolescentes que a toda costa quieren parecerse a alguien más.
Compararse, un mal hábito
El acto de compararse aunque en ocasiones puede ser algo inofensivo, si es recurrente puede estar dejando al descubierto a una persona con baja autoestima, envidiosa y amargada.
Estas personas que han adoptado el mal hábito de compararse con los demás viven en una continua competencia, silenciosa y frustrante, que termina dañándolas y convirtiéndolas en seres inseguros e inferiores.
Desde siempre se ha dicho que la comparación no es buena, y es que siempre que se hace, alguien termina perdiendo porque se minimiza y menosprecia a alguna de las partes.
Autoestima
La comparación siempre termina siendo dañina para todas las personas y su autoestima. Expertos señalan que la única comparación válida es con respecto a uno mismo.
La comparación lleva a que la persona rechace quién es, y evita que cambie o mejore aquello con lo que no se está conforme; y esa limitante daña la autoestima al no darse el valor que merece.
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Importante
Cada persona es única, tiene talentos, belleza, aptitudes y actitudes que no son comparables con las de nadie más. Compararse con alguien siempre incrementará en ti un sin sabor; porque siempre habrá personas mejores, más inteligentes, más atractivas, más simpáticas, más afortunadas que tú.
Sin embargo, debes aprender a darte tu puesto, tu valor, porque si vives a expensas de la sombra del otro, jamás lograrás progresar. Ten presente que todas las personas son diferentes, y tú también tienes logros, atributos y si quieres también puedes relucir y destacarte.
El que se compara no es auténtico, le importa la vida de los demás y no cultiva sus virtudes y logros. Por lo tanto, lo mejor que puedes hacer es competir contigo mismo, retarte a ser mejor cada día, vencer tus propios miedos y trabajar por ser mejor persona.
Los niños
Si tienes hijos, evita compararlos con sus hermanos o amiguitos, porque se vuelven hostiles, frustrados, deprimidos, e inseguros. Si mamá y papá comparan a sus hijos con otros niños, les están produciendo un daño psicológico de por vida. Es vital hacerles saber que son únicos.
Recomendaciones
– Reconoce que te comparas con los demás y focalízate en las cosas buenas que puedes aportar a quienes te rodean.
– Céntrate en lo que eres y tienes, y no en lo que te falta o te gustaría tener.
– Enfócate en aprender y no en competir con otros.
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2021-09-20
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