Subirte a la báscula todos los días no te hará adelgazar más rápido y mucho menos mantener tu figura, al contrario puede llevarte disgustos innecesarios.
Debes tener en cuenta que reflejará cualquier retención de líquido, por ejemplo, y eso no significa que hayas engordado.
Con controlar el peso una vez a la semana es más que suficiente. Hazlo siempre a la misma hora, es mejor por la mañana.
La clave para cuidar tu figura está en aprender a enfocarte a comer saludable, eso significa que deben incluir en tu dieta diaria 50% de verduras, 25% de proteínas, 25% de carbohidratos, más fruta y agua. Una vez que te acostumbres a esta alimentación te acompañará por el resto de tu vida
Aquí te dejamos varios consejos prácticos para tener en cuenta.
Mantén tu figura
Un "engaño” adelgazante
Si estás a régimen, lo sobrellevarás mejor si comes muy despacio, pues la sensación de saciedad aparecerá habiendo ingerido menos alimentos. Y acostúmbrate a utilizar platos pequeños, pues al verlos llenos tendrás la ilusión de comer más.
Dulce miel
Aunque el número de calorías que aporta la miel es igual al del azúcar, su poder edulcorante es tres veces mayor. Por eso resulta aconsejable en las dietas de adelgazamiento, además de ser muy beneficiosa en otros aspectos.
La OMS y la pérdida de peso
Cuando nos ponemos a dieta, lo que queremos son resultados rápidos. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud recomienda no adelgazar más de 4 a 5 kilos al mes.
Esta es la única forma de que no se produzcan estados carenciales y se mantenga sana.
No te fíes de las dietas o tratamientos maravillosos que te prometen que adelgazarás un montón en poco tiempo.
Come papas
Aunque han tenido mala fama en el terreno de la dietética, 100 g de papas sólo contienen 80 calorías. Eso sí, siempre que se preparen cocidas, asadas o al vapor.
Zanahoria para reducir el apetito
Una virtud más de esta hortaliza: se digiere de manera tan lenta que reduce el apetito. Así que ya sabes: cuando tengas hambre, recurre a un trozo de zanahoria.
Abusa de las ensaladas
Siempre que estén aliñadas con aceite y vinagre, las ensaladas son un buen aliado para perder peso.
Y no te límites a la lechuga y el tomate: hay un montón de ingredientes ligeros y deliciosos con los que podrás hacerlas más variadas.
El secreto: digerir bien
Una buena digestión es la clave para mantener el peso correcto. Si tienes problemas, toma alguna infusión digestiva (manzanilla o malojillo). Será una ayuda excelente para tu régimen.
Cuidado con las bebidas
Si estás haciendo un esfuerzo importante por adelgazar, no lo pierdas por las bebidas.
Los refrescos azucarados -y no digamos los que contienen alcohol- tienen un número elevadísimo de calorías que, además, no aportan nada a tu alimentación. Sobre todo debes beber agua, infusiones y algún jugo de frutas.
Primero la fruta
Es recomendable ingerir frutas o verduras crudas en cada comida. Pero muchas veces, por pereza o porque llegamos al final sin apetito, no lo hacemos.
Es una buena costumbre hacerlo al principio, así se evita este problema. Y, además, está demostrado que prepara el estómago para la digestión.
Suficiente fibra
Ya sabes lo importante que es la fibra en nuestra alimentación. Por eso debes incluir en tu dieta, abundantes cereales -mejor integrales-, frutas y vegetales. Y no olvides las legumbres (un verdadero tesoro en este sentido).
Menos carne de res, más pescado
Es mejor habituarse -tenlo en cuenta sobre todo con tus hijos- a que la dieta incluya una cantidad mayor de pescado que de carne de res, especialmente si se trata de carnes rojas.
Si a tus hijos les cuesta acostumbrarse al sabor, dáselo camuflado en croquetas, o rebozado.
Las otras proteínas
Si tu hijo se niega a comer carne, no permitas que le falten proteínas en su dieta.
La combinación de ciertas legumbres con algunos cereales (lentejas con arroz, por ejemplo), aporta gran cantidad y de la misma calidad.
No te hagas “cafeadicta”
Casi todos tomamos café en un momento u otro del día. Contiene cafeína y, como estimulante que es, reduce la fatiga y ayuda a la concentración.
Pero por encima de cierta dosis produce palpitaciones, nerviosismo e irritabilidad, y perjudica al estómago. No se deben tomar más de 2 a 3 tazas al día. Y no debes olvidar que el té y algunos refrescos también contienen esa sustancia.
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