El azúcar es uno de los productos que trae más complicaciones en la salud por su alto consumo. Los altos niveles de estrés, agotamiento y ansiedad, son condiciones que desencadenan la necesidad imperiosa de consumir azúcar procesada, un combustible que, si bien eleva los niveles de energía en un primer momento, con el tiempo puede provocar desequilibrios metabólicos.
Sensación de bienestar
Está comprobado que el consumo cualquier tipo de alimentos dulces, desde un caramelo, hasta una galleta o torta, eleva el estado de ánimo, gracias a la generación de serotonina, la llamada hormona de la felicidad.
Adicionalmente, con el consumo, también se elevan los niveles de energía, gracias a la estimulación de las neuronas, células nerviosas del cerebro. Por lo tanto, una persona promedio que no está acostumbrada a consumir porciones diarias saludables de azúcar, como por ejemplo, las que contienen las frutas, y además no realiza actividad física, se rendirá ante la sensación de placer que ofrece cualquier porción de dulce.
Mala compañía
Los azúcares se transforman en fructosa, glucosa y se descomponen en el hígado. Dependiendo de la cantidad consumida, se convierten en glucógeno o grasa que se almacena en el organismo, o se mantienen como glucosa en la sangre, para la utilización de las células del cuerpo.
Cuando se presentan los excesos, se puede desencadenar la obesidad, o bien la diabetes tipo 2; esta última está asociada a los altos niveles de insulina que debe producir el organismo para controlar los altos niveles de glucosa en la sangre.
Para evitar estas condiciones, es importante adoptar buenos hábitos alimenticios desde la infancia. De acuerdo con la OMS, el azúcar debe constituir al menos un 10% de la dieta diaria en los niños. Si esta costumbre se extiende hasta la edad adulta, no será necesario preocuparse por el exceso de dulces en un futuro.
¿Cómo cuidarse?
– La cantidad de azúcar que se consume en los productos procesados, va en aumento. Esto está relacionado con la popularidad de los alimentos integrales o ligeros que si bien se proponen como alternativas saludables, no están totalmente exentos de calorías o azúcares añadidos.
– Muchos cereales o galletas considerados integrales, contienen azúcar entre sus ingredientes principales; además, pero al final es mejor degustar una galleta con topping y relleno de chocolate.
– Lo ideal es revisar minuciosamente las etiquetas de los productos, para saber exactamente qué se está consumiendo. No se trata de erradicar por completo este componente de la dieta diaria, pero sí de reducirlo a su mínima expresión.
– Es más saludable consumir al menos dos porciones diarias de frutas, realizar actividad física interdiaria o al menos tres veces por semana, y procurar beber, al menos, dos litros de agua al día. Todo esto contribuirá a saciar los niveles de ansiedad.
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