2001Online / Mery Alzualde
En el primer y el segundo año de vida los pequeños alcanzan importantes logros sociales porque empiezan a desarrollar conductas con fines e intenciones que van más allá de satisfacer sus necesidades físicas, como la alimentación o el sueño. Entre ellas, una de las más importantes es aprender a comunicarse mediante el uso de la lengua.
Progresivamente, tanto de hablante como de oyente, los bebés adquieren conciencia de sus roles.
1. Uno, dos y tres
Pon en práctica los siguientes consejos para lograr que tu bebé empiece a hablar:
1) Etiqueta o coloca un nombre que generalice las cosas. Mediante esa denominación, los objetos cobran vida a través de la magia de las palabras. Aquí los bebés descubren que todo tiene un nombre y que este sirve para designar una clase de objetos (un juguete puede ser un carrito, un peluche o un muñeco). Este período consiste, finalmente, en el aprendizaje de que el significado es conocido por todos los hablantes.
2) Estimula su capacidad de relacionarse con las personas que están a su alrededor (“dile adiós a la señora”). Este segundo paso se desarrolla mediante una serie de prácticas, tales como la utilización de objetos llamativos para captar la atención del bebé, la coordinación de estos objetos (golpear un taco de madera con otro), el uso de figuritas geométricas, que se van encajando en una base, y la coordinación de personas (reconocer a la mamá en presencia de un extraño).
3) Enséñale las primeras bases de lo que será, en un futuro mediato, una conversación (dice la mamá: “¿qué comes?; ¿es una galleta? Dame de eso”, y el niño le da un pedazo). En esta fase inicia el diálogo rudimentario, es decir, que existe una reciprocidad y la palabra ejerce una influencia en el comportamiento de las personas. Al final del primer año, el niño aprende, además, que detrás de todo evento comunicativo subyace una intención (pedir, ofrecer, ordenar…).
2. ¿Cómo incentivar al bebé?
En la etapa de etiquetaje, el papel de la madre consiste en enseñar al niño cómo se llaman los objetos: “aquella es tu sonaja favorita”; “ese es tu osito; él está en la cuna”, y el reconocimiento: “saluda a la abuelita”. La mamá debe estar atenta donde el pequeño posa su atención para darle la información que necesita en el momento oportuno.
En la etapa del proceso, para hacer que los niños asimilen los roles comunicativos, la madre deberá estimularlo a participar. Ella hace algo para él y este para ella, y se crea así un intercambio, como se da en el juego de toma-dame.
Al principio, los bebés serán solo receptores. A partir de los diez meses de edad, ellos muestran el objeto y, posteriormente, son capaces de ofrecerlo. También es bueno saber que el lenguaje no verbal, que se da mediante gestos y señas, tiene una importancia crucial y su estímulo dará inicio al lenguaje verbal.
4. Estimular al bebé
De los padres dependerá que, a mediano y largo plazo, al ritmo apropiado y según su edad, los pequeñines aprendan sus primeras palabras y se percaten del efecto de las mismas en sus semejantes. Así, el día de mañana, manifestarán sus ideas, sentimientos e impresiones, con la desenvoltura y la libertad que los demás esperan de ellos.