El Parkinson está considerado como “un trastorno neurodegenerativo que afecta al sistema nervioso de manera crónica y progresiva”. Este aparece como consecuencia directa de la destrucción de las neuronas encargadas de producir dopamina, el neurotransmisor vital para el control de los movimientos del cuerpo.
Parkinson y su origen
No hereditaria
Esta afección neurodegenerativa tiene poca influencia genética. Según la Asociación Colombiana de Neurología “únicamente el 5% de las personas que sufren esta condición tienen antecedentes familiares”. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace énfasis en que este tipo de enfermedad puede afectar a cualquier persona sin ningún antecedente médico, ya que en general “los trastornos neurológicos afectan a personas de todos los países, sin distinción de sexos, niveles de educación ni de ingresos”.
Síntomas
Los temblores incontrolables y la falta de control en los movimientos en general suelen ser una característica del mal de Parkinson. Sin embargo, este trastorno neurológico también puede generar en el paciente alteraciones en el sueño, rigidez muscular, depresión, falta de memoria, pérdida del olfato, alteraciones visuales, estreñimiento, ansiedad, fallas en el funcionamiento del sistema gastrointestinal, sudoración y cambios de temperatura, entre otros.
Diagnóstico
Al identificar uno o más de los síntomas nombrados anteriormente, es imprescindible solicitar una cita con un neurólogo. El médico experto realizará una serie de pruebas y, según la historia clínica del paciente, podrá diagnosticar o no el trastorno degenerativo. Actualmente, no se ha encontrado un marcador bioquímico que determine en la sangre la existencia de la enfermedad.
Etapas
El diagnóstico temprano de este trastorno neurológico juega un importante papel en la disminución de los síntomas. La FEP especifica que la enfermedad de Parkinson “tiene un curso progresivo, que puede variar en función de la persona, y atraviesa por diferentes etapas”. Específicamente, se conocen cinco estadios:
– Afectación unilateral del cuerpo.
– Bilateral sin alteración del equilibrio.
– Afectación bilateral con alteración del equilibrio.
– Aumento del grado de dependencia.
– Severamente afectado y dependiente.
Consecuencias
Aunque por sí sola esta enfermedad no causa la muerte, si puede dar pie a otro tipo de padecimiento que afecte mortalmente al organismo. Además de los síntomas físicos visibles, el mundo psicológico del paciente y sus familiares pueden verse afectados con el mal, incidiendo directamente en su calidad de vida. Además de tener citas neurológicas, es importante visitar a especialistas en psicología que ayude al paciente y su círculo cercano a enfrentar los cambios físicos.
Prevención
Una alimentación balanceada y realizar constante actividad física y mental; además, está demostrado que incluir en la dieta diaria alimentos antioxidantes y que estimulen la regeneración de la dopamina influye en el buen funcionamiento del sistema nervioso. Así que es buena idea consumir pescado, huevos, remolacha, plátanos y alimentos ricos en vitamina C y E.
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