Cantante, productor y compositor, todo por diversión, pero también abogado. El artista guanarense cuenta cómo la cuarentena le ha servido para nutrirse en lo profesional y maximizar sus momentos en familia.
El cantante Juan Miguel, oriundo de Guanare, una ciudad ubicada en el centro-occidente de Venezuela, es la muestra de ello. Como una manera de drenar, pero también de divertirse, ha escrito más de 40 canciones durante estos ocho meses de confinamiento. Fue así como nació su más reciente producción: Kotidiano, su cuarto álbum de estudio.
Con el lanzamiento de un nuevo sencillo cada semana, puede llegar la ansiedad de saber cómo lo recibirá la gente, pero no es el caso de Juan Miguel, quien, desde algún tiempo, tiene una relación distinta con las expectativas. “Finalmente, el público decide qué le gusta y qué no le gusta. Por eso, he decidido lanzar más música y que cada tema que forma parte de un álbum, tenga su espacio”, agrega.
Presentaciones virtuales, emociones intangibles
Para él, los conciertos online han significado un cambio súper radical, pero también un recuerdo de lo mucho que disfruta estar en un escenario y lo especial de ese contacto directo con quienes siguen su música. “Son divertidos, no niego que sea una manera distinta de hacer música, pero no lo cambiaría por los conciertos en vivo, los reales”, confiesa.
El compositor resalta que no hay nada que supere el estar juntos en un lugar, conversando con la gente, montado en la tarima mientras se escuchan los gritos de los asistentes. La gente cantando y bailando son de sus momentos favoritos, pero el que más disfruta, sin dudas, es el verlos a los ojos de cerquita. “Eso es insuperable, jamás lo va a mejorar o igualar el cantarle a una cámara y tener una interacción digital”.
Recientemente participó en el Flips Music Fest, una propuesta de entretenimiento digital que reunió a artistas como Irepelusa, Sixto Rein, El otro polo, Liana Malva Kobi Cantillo y muchos otros. “Me lo disfruté mucho, además el compartir con grandes colegas venezolanos que vienen haciendo un trabajo increíble, fue un balance impresionante y súper positivo”, destaca.
¿La internacionalización?
Desde el 2019 trabaja arduamente por hacer sonar su música en otras fronteras. España, México y Estados Unidos han sido algunos de los destinos que sus letras han visitado. Los resultados de su empeño los ha sentido y con la misma humildad, ha experimentado las complejidades de hacerse un camino en mercados tan competitivos.
“Estoy súper contento de cómo mi música ha estado, poco a poco, entrando en otros mercados. Sigo trabajando, es un camino muy difícil y largo. Es un camino de construir una pared, ladrillo a ladrillo, cada paso que se haga, cada ladrillo que se ponga, cuenta. Lleva su tiempo, pero ha sido un trabajo que se ha visto y que he disfrutado mucho”, agrega.
Mientras lleva el reconocimiento en más países, va sumando éxitos en el suyo, donde este año, le ha dado la posibilidad de estrenar tantas canciones como ha querido, y lo mejor es que aún le quedan otras por ofrecerle a su público. Hasta finales de diciembre estará dándole a sus seguidores la oportunidad de seguir conectando con su música.
Donde está el hogar
Los días de confinamiento le han servido para afianzar lazos familiares, para crear recuerdos y para recuperar los días en los que no estuvo junto a sus seres queridos. Las horas en los aviones, sobre una tarima, no son la constante por estos días. En cambio, el tiempo ahora está dispuesto para sumar más momentos al lado de sus afectos.
“Eso es lo positivo que nos dejó la cuarentena, que me ha permitido estar en casa, con mi familia y disfrutar el olor de estar en casa, que es algo que me gusta muchísimo”, manifiesta.
El compartir con Christian, su hijo, es una de las experiencias más significativas que ha dejado este distanciamiento social necesario. Verlo crecer, disfrutar de su sonrisa y reír de sus travesuras son algunos de los momentos que mejor atesora. “Ha sido la experiencia más bonita que Dios me dio y la estoy disfrutando al máximo. Christian ha sido el mejor regalo de mi vida”, afirma.
Por: Wanda López Agostini