Evitar errores en la cocina le garantiza que todo saldrá más rico. Sigue al pie de la letra las recetas y no sufrirá decepciones.
Si ya conoce de memoria la fórmula para preparar determinado plato, evite hacer modificaciones que puedan resultar fatales.
Hasta las buenas cocineras tienen malos hábitos, y repiten viejos errores. Los más comunes son los que describimos a continuación.
1 Poner directamente un pollo en el horno
Los pollos no siempre vienen bien limpios, de modo que convendría volver a la sana costumbre de quemar un poco la piel antes de preparar el ave, porque no hay nada más feo que descubrir algún residuo cuando esté servido en el plato.
Actualmente, se corre otro riesgo: muchas veces se pone el pollo directamente del congelador al horno microondas a temperatura baja para descongelarlo y luego se aumenta la temperatura.
Pero ocurre que el pollo recién sacado de la nevera es difícil de abrir y, muchas veces, es introducido al horno con la bolsa de plástico que contiene las menudencias. La bolsa no daña el pollo, pero sí le dará cierto sabor amargo.
2 Medir los ingredientes sobre el tazón
Si la receta dice dos cucharadas de aceite, tome una cuchara, llénela dos veces y cada vez vuelque el contenido en una taza o un recipiente mientras deja caer el aceite, corre un riesgo: la menor inseguridad de su mano, la menor distracción, puede hacer que el aceite se rebose. Habrá agregado más aceite del debido y el plato cambiará su sabor.
3 Subestimar la capacidad del arroz
Debe tomar en cuenta que el arroz aumenta su volumen después de la cocción. Por lo general, una taza de arroz seco dará dos tazas de arroz hervido. Pero, ciertos tipos de arroz dan más y otros llegan a triplicarse. Entonces, hay que resistir a la tentación de añadir a la olla más arroz del indicado.
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4 Utilizar un molde de medida inadecuada
Para hacer preparaciones al horno y muy especialmente para las tortas, debe aprender a utilizar los moldes adecuados.
Si el molde es demasiado grande, la torta le quedará chata y seca. Si es demasiado pequeño, la preparación, al levantar, se saldrá de los bordes y te tendrás que pasar más tiempo limpiando el horno.
Algo análogo ocurre con las ollas: si se cocina un pollo en una olla que resulta pequeña para ese número de presas, las de abajo recibirán demasiado calor y las de arriba muy poco.
5 Prestar atención a la receta
Cuando prepare cualquier comida siguiendo una receta, debe hacerlo al pie de la letra. Si dice una taza de leche, es esa la cantidad y no taza y medio. Un detalle como éste puede arruinarlo todo.
6 Tratar de aprovechar toda la preparación
No siempre conviene pasar la espátula para recoger toda la preparación que lleva huevos, al verterla en un recipiente que va al horno (para un soufflé) o a la nevera (para un esponjado).
Las claras batidas quedan bien trabajadas hacia el centro del envase, pero no hacia los costados. Recoger esta porción de claras es arriesgarse a que la preparación se aplaste.
7 Duplicar o dividir en dos los ingredientes de una receta
Parece tan sencillo: si para hacer un esponjado de naranjas se tiene que trabajar con cuatro huevos, trabaje con ocho y obtendrá esponjado para el doble de invitados.
Pero no es así. Una receta no sólo elige los ingredientes por su sabor, sino también por su peso, su textura y por la forma en que el calor o el frío actuarán sobre el volumen.
Preparando esponjados en cantidades excesivas sólo se consigue que las capas de arriba ‘aplasten’ a las de abajo; mientras el postre se está enfriando en la nevera, empiece a batir la clara de huevo.
Si hay que duplicar una receta, lo mejor es hacerla dos veces. Si se desea preparar para la mitad del número de invitados, lo correcto es hacerla tal cual está indicada y guardar la mitad en la nevera. O, si no tiene nevera, elija otra receta.
8 Utilizar diferentes cucharas y tazas para medir
Generalmente, las tazas varían de capacidad. Si una receta salió bien después de medir los ingredientes con una determinada taza, lo más sensato sería continuar usando la misma taza.
Otro error de resultados más temibles: utilizar para medir alguna taza del juego. Por lo general, las recetas, cuando dicen una taza de té de harina, por ejemplo, se están refiriendo a las tazas comunes; las de un juego de té suelen ser más pequeñas y, por tanto, tienen menos capacidad.
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