El perejil es originario de la región mediterránea del sur de Europa y se cultica desde hace más de 2.000 años. En el Medio Oriente e inicialmente se utilizó con fines medicinales; los isabelinos le encontraron tanto sabor que decidieron cultivarlo en sus huertas y hacerlo parte de sus recetas de cocina.
Existen tres tipos de perejil: el rizado o de huerto, el griego o de hoja plana y el tuberoso o de Hamburgo. Las hojas de esta hierba son aprovechadas en la cocina, y en Francia se emplea para dar sabor a las omelettes y a los platos a base de huevo. En cantidades pequeñas también resalta el sabor de otras hierbas y, como la mayoría de éstas, es mejor agregarla fresca y picada, al final, para evitar que pierda su sabor. Tiene un aroma ligeramente especiado, con un ligero toque picante y notas de anís y limón.
Cómo cultivarlo
Puede cultivarse en huerta, jardines o macetas. Es una planta anual, pero mantenida a la sombra durante las temporadas más cálidas y, en un suelo bien drenado, puede alcanzar de 20 a 30 centímetros de altura. Requiere ser plantado a intervalos. Coloque las plantas germinadas a una distancia de 15 a 23 centímetros entre cada una y cuando alcancen de 5 a 7 centímetros, pódelas al nivel de la raíz para promover el crecimiento fresco y un abastecimiento periódico. Cuando la planta tenga los 10 centímetros, y antes de la florescencia, puede recoger las hojas; esto se da usualmente a los dos meses de la siembra.
Cómo almacenarlo
Introduzca manojos en una bolsa plástica, rocíeles agua, llénela de aire y átela, de esta forma se mantiene en el refrigerador hasta por dos días. El perejil seco tiene menos sabor, de modo que es mejor usarlo sobre platos ya preparados. Para obtener ese estado, cuelgue manojos hacia abajo en un lugar carente de humedad y fresco como un aparador bien ventilado, hasta que las hojas están quebradizas, sepárelas del tallo y almacénelas en un recipiente sellado en un lugar oscuro. Utilícelo en un plazo no mayor de dos meses.
Para congelar, lave las ramas y séquelas con papel de cocina. Desprenda las hojas del tallo y píquelas. Póngalas en una cubeta, séqueles el aire, cúbralas con agua y congele. Puede usarlo antes de seis meses.
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