Es una de las hierbas aromáticas más populares, muy presente en la cocina para otorgar toques de frescura a los platos y preparaciones de diverso tipo.
Al igual que muchas hierbas de olor, la menta puede ser conservada en seco, aunque también sus hojas pueden utilizarse frescas ya que no pierden su aroma tan característico.
La menta posee un aroma estimulante y combina idealmente con otras como el eneldo, el perejil, el comino y el clavo de olor. Su uso en la gastronomía es muy amplio, es utilizada para aderezar carnes, legumbres, guisantes, pescados, corderos y salsas.
Se utiliza en la cocina china, hindú, vietnamita, iraní y armenia, entre otras. Además, la infusión de menta es muy popular en los países árabes. Es un magnífica como aderezo en ensaladas y en las habas es realmente deliciosa. Pero su punto máximo de sabor es apreciado en los postres, ya que va perfectamente con el chocolate, las frutas y los helados. Pueden encontrarse también en caramelos, pasteles y bebidas, y es la base del licor de menta.
La menta es muy digestiva y tónica, por lo que se la utiliza en infusiones de uso medicinal. Servida caliente o fría con una rodaja de limón, conforta y refresca.
Hay alrededor de 30 especies de menta, las dos más populares, extensamente difundidas y fáciles de obtener son las denominadas como Menta (Peppermint) (Mentha Piperita) y Menta Verde (Spearmint) (Mentha Spicata).
Para conservar la menta, puedes mantener los tallos sumergidos en un vaso con agua y cubriendo sus hojas con una bolsa de plástico; el agua debe cambiarse cada 2 días.
Puedes realizar la receta que te compartimos, y aprovechar las hojas de menta