¿Hernia discal en los perros? Algunas razas de perros son más propensas que otras a presentar algunas enfermedades y patologías, por ejemplo, el Teckel o el Bulldog francés.
Incluso pueden presentarse a edades tempranas y pueden quedarse paralíticos de un día para otro.
Cabe acotar que, a diferencia de las personas, los perros paralíticos tienen más posibilidades de volver a caminar con un tratamiento quirúrgico y con un proceso de rehabilitación adecuados.
Hernia discal
Es una enfermedad en la que parte del disco intervertebral se desplaza hacia la raíz nerviosa, la presiona y produce un intenso dolor.
Si el perro sufre de hernia discal la masa del disco presiona la médula espinal y sus menínges, y dependiendo de la ubicación puede producir hemorragias tanto alrededor de la médula espinal como dentro de esta.
También puede causar inflamación y destrucción del tejido, fallas en las articulaciones e incluso pueden quedar paralíticos.
Síntomas
Dependiendo de la gravedad de la compresión o lesión van a aparecer una serie de síntomas:
Grado I: cuando hay una hernia discal pero no existe compresión medular, el animal tendrá dolor en la columna en la zona afectada, pero no habrá signos neurológicos, es decir, podrá caminar con normalidad.
II: cuando hay una compresión o un daño leve de la médula espinal, puede aparecer una paresia ambulatoria, es decir, el animal podrá caminar, pero con dificultad.
También se puede observar una marcha descoordinada (ataxia), dificultades para ponerse de pie, o incluso caídas.
III: si el grado de compresión o el daño sobre la médula espinal es más severo, el animal sufrirá una paresia no ambulatoria, es decir, será capaz de mover sus patas de forma consciente pero no podrá andar.
IV: si el daño medular es profundo, sufrirá una plejía (paraplejia o tetraplejia) y perderá la capacidad de mover de forma voluntaria sus extremidades, pero seguirá teniendo sensibilidad en ellas.
V: cuando se producen daños muy severos en la médula espinal o secciones medulares, el animal quedará para o tetrapléjico, y no sentirá sus extremidades.
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Diagnóstico
Una vez se observen los primeros síntomas se debe consultar con el veterinario para que realice una exploración física y neurológica para saber a qué nivel de la columna se encuentra la lesión.
Posteriormente, se realizan pruebas de diagnóstico por imagen en la región de la columna.
Con la radiografía, en ocasiones se puede observar una disminución del espacio entre las vértebras si existe una hernia discal, pero no siempre se ve claramente.
Por ello, la mejor forma para confirmar el diagnóstico es realizar un TAC o una resonancia magnética.
Tratamiento
Se establece fundamentalmente en relación a los signos clínicos, es decir, en función de la gravedad de la lesión medular.
Cuando es grado I y II, es decir, que son capaces de caminar, así sea con alguna dificultad, el tratamiento consiste en reposo relativo, medicación (analgésico y antiinflamatorio) y rehabilitación.
Esto suele tener un porcentaje elevado de éxito y no sería necesario realizar cirugía.
Cuando el perro no es capaz de caminar por sí mismo (grados III, IV y V), el tratamiento es la cirugía para eliminar del canal medular el material que está comprimiendo la médula.
Cuanto antes se realice la cirugía, más probabilidades tendrá la mascota de volver a caminar. Una vez realizada la descompresión, se debe comenzar con la rehabilitación lo antes posible.
Rehabilitación
La rehabilitación es de vital importancia en la recuperación de los perros con hernia discal e incluso en los que ya han sido intervenidos quirúrgicamente.
Este tipo de procedimiento ayuda en la recuperación del tejido lesionado y además puede incluso “enseñar” a su sistema nervioso a volver a caminar.
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2022-01-29
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