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VIERNES, 19 DE ABRIL DE 2024
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El ajo, un ingrediente sin desperdicio

por Avatar Mery Margarita Alzualde Cañizalez
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El ajo, un ingrediente sin desperdicio | Diario 2001
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El ajo se ha coronado como ingrediente principal en muchas
recetas del país, pues se emplea en guisos, sopas, ensaladas y es
ingrediente infaltable para la preparación del pernil.

Sus propiedades
El consumo de ajo proviene de tiempos remotos. Debido tanto a sus
innumerables aplicaciones culinarias como a sus saludables
propiedades, se ha convertido en un ingrediente imprescindible en
buena parte de los platos que conforman nuestra gastronomía.
Procede de Asia, desde donde se extendió a los países
mediterráneos y, a partir de ahí, al resto del mundo. Se cree que
hace cinco siglos los egipcios ya lo empleaban en la cocina.
Sus características
El ajo pertenece a la familia de las Liliáceas y al género Allium, en
el que se incluyen, a su vez, otras populares hortalizas como las
cebollas y los ajoporros. Se trata de un bulbo formado por
diferentes dientes, recubiertos de una fina capa blanca parecida al
papel.


Variedades de ajos:
Blanco: es el más habitual. De sabor y aroma fuertes, suele
consumirse seco. Tiene bastante carne.
Morado: recibe ese nombre porque la película de papel que lo
recubre es morada. Son más tiernos que los anteriores.
Ajetes: son los ajos más blandos. Poseen un sabor menos fuerte
que el ajo común y se conservan durante 5 días en perfectas
condiciones en la nevera.


Un ingrediente muy saludable
El ajo se caracteriza, desde la antigüedad por ejercer un gran efec
en nuestro cuerpo. Algunas de sus propiedades son:
Reduce los altos niveles de tensión arterial, de azúcar y de
colesterol.
Es un eficaz antiinflamatorio.

Ayuda a combatir problemas del sistema nervioso, como estrés o
depresión.
Aumenta las defensas de nuestro cuerpo, previniéndonos de ciertos
hongos, virus y bacterias.
Disminuye las posibilidades de padecer cáncer.


A la hora de comprarlo
Podemos encontrar ajo en polvo, en bulbos enteros, en dientes e
incluso como pasta, que se presenta dentro de un tubo. Lo más
indicado es obtener el bulbo entero y, tras quitarle el envoltorio a los
dientes, emplearlos al gusto de cada uno: enteros, molidos,
picados.

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