El agua de lluvia es un recurso natural abundante y gratuito que puede ser aprovechado de diversas maneras en el hogar. Al recolectarla y almacenarla, no solo contribuimos al cuidado del medio ambiente, sino que también podemos reducir nuestro consumo de agua potable y, en consecuencia, disminuir nuestros gastos.
Antes de darle uso a esta agua, hay algunos puntos que debes tomar en consideración. Primero, la calidad del agua. Es importante verificar las regulaciones locales sobre la calidad del agua de lluvia y los usos permitidos. Tamién, el sistema de captación debe limpiarse regularmente para evitar la proliferación de mosquitos y otros organismos. Y por último, el depósito debe estar ubicado en un lugar seguro y protegido de la luz solar directa para evitar la proliferación de algas.
Ahora bien, para poder darle un buen uso al agua de lluvia, el primer paso es instalar un sistema de captación. Este sistema generalmente consta de:
- Canalones: colocados en el techo, dirigen el agua hacia un depósito.
- Depósito: puede ser un tanque subterráneo o aéreo, fabricado en materiales resistentes y duraderos como el plástico o el hormigón.
- Filtros: se utilizan para eliminar hojas, ramas y otros residuos que puedan contaminar el agua.
- Bombas: si se desea utilizar el agua en puntos más altos o a mayor distancia, se necesitará una bomba.
Usos del agua de lluvia
Una vez almacenada, el agua de lluvia puede utilizarse para una gran variedad de tareas en el hogar.
El sitio más utilizado es en las plantas. Esta agua es ideal para la vegetación, ya que carece de cloro y otros químicos que pueden dañarlas. Para lavar el carro, la terraza o los patios, es una excelente opción. De igual modo, puede utilizarse para llenar los tanques de los inodoros, lo que representa un gran ahorro de agua potable. Y, por último, si se cuenta con un sistema de filtrado adecuado, el agua de lluvia puede utilizarse para lavar la ropa.
Beneficios de su uso
Al reducir el consumo de agua potable, se disminuyen los costos en las facturas, lo que representa un gran ahorro en los gastos fijos mensuales. Esto sin contar que se reduce la presión sobre los acuíferos y se contribuye a la conservación de los recursos hídricos. En caso de sequía o cortes de suministro, contar con un depósito de agua de lluvia brinda mayor seguridad, aportando una mayor autonomía.
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