Es importante que para una alimentación saludable haya carbohidratos saludables (pan, cereal o galletas integrales), jugo natural o fruta fresca, lácteo desnatado, café o té verde, y proteínas (jamón de pavo o huevo).
• Disfruta las meriendas. Esta es la única manera de controlar el apetito y no llegar con un hambre de fiera al almuerzo o la cena. De esta forma mantendrás tu metabolismo activo. Las meriendas deben ser sanas, puedes consumir frutos secos, fruta fresca, un puñado de frutos rojos, yogur desnatado, una lata de atún al natural, galletas de avena e incluso un par de onzas de chocolate negro.
• No temas a los carbohidratos. Los cereales, el pan y la pasta integral pueden ser grandes aliados si los consumes con prudencia. Cómelos en el desayuno, y si vas a hacer ejercicio en la tarde, ingiérelos también a mediodía. Come legumbres al menos tres veces por semana.
• Cuida el consumo de azúcar. Aunque no lo agregues a tus bebidas, puede que lo estés consumiendo a través del pan de panadería, el fiambre o incluso las verduras empacadas, por eso, lee bien etiquetas y aprende a descubrir el azúcar escondido.
• Snacks saludables. Puedes optar por un trocito de chocolate negro, una tortilla de arroz, galletas integrales, fruta o un dulce casero en cuya preparación no se haya utilizado azúcar blanco.
• En el momento adecuado. Evita los carbohidratos en la noche y prefiere las proteínas. Combina bien los alimentos, por ejemplo: la pasta y las proteínas no siempre van bien con las verduras. Recuerda que todo es mejor al vapor, al horno o a la plancha.
• Ejercicios . Natación, yoga y pilates no son solo maneras de relajarse, sino también de mantener un buen tono muscular y una mente activa. Si no tienes tiempo, combina tu dieta con caminatas de 30 minutos diarios.
Jamás te saltes alguna comida, ya que solo estarás acumulando hambre y volviendo más lento tu metabolismo
Procura no comer frutas justo después de una comida importante, ya que te hinchará. Hazlo tres horas antes o tres horas después, como merienda