“CONVIVIENDO CON EL UNIVERSO”
Con
Nancy Salcedo Deiviz
Vidente-Mentalista
-CRECIENDO EN CONCIENCIA-
Desde que el ser humano se vio obligado a usar ropa, su mundo cambió y con él también modificó su medio ambiente. Aunque la función básica de la ropa fue el protegernos de situaciones climatológicas extremas, y de insectos, animales o vegetación peligrosa; en la actualidad la primera impresión de una persona desconocida hacia nosotros, ha estado basada en su apariencia física y, en la manera de vestir. No hay formas de vestir correctas, lo importante es que nuestra ropa este acorde a nuestra forma de pensar y sentir, para que estemos cómodos con nosotros mismos.
La ropa ha sido una herramienta para resaltar nuestra figura, seducir, y sentirnos más seguros y atractivos, pero también ha tenido otros objetivos sicológicos, como en el caso de personajes públicos: políticos, altos ejecutivos, o presentadores de televisión, que contratan asesores para mejorar su imagen, con el fin de proyectar en su público, la personalidad que estos esperan percibir aunque no sea la realidad. Para los adolescentes ha sido un símbolo de identidad, y pertenencia hacia la sociedad, además de darles un estatus social.
Antes de la pandemia, la industria textil y del calzado, era una de productoras más contaminantes de desechos del planeta, además de ser una fuente generadora de explotación de adultos e infantes, usados en la excesiva producción. Pero la pandemia ha marcado un antes y un después, produciendo en gran parte de la población un gran vuelco a nivel sicológico, concientizando al mundo en que no es necesario tener un galpón lleno de ropa para sentirse feliz, o triunfar como un buen profesional o trabajador.
Por el contrario, análisis realizados por sociólogos y diseñadores este año, afirman que gran parte de la población que se reintegre a sus labores dentro de su trabajo que no sea en su hogar, buscará vestirse de una manera más informal, básica y cómoda. Que la industria se tendrá que replantear la moda, no significando esto que ella deje de existir, pero sí enfocándose a buscar una mayor creatividad por parte de sus diseñadores, complementada con una mayor economía de estos hacia el público. La moda ya no será tan desechable como fue hasta ahora, y la cantidad y calidad de las prendas prevalecerá en su futura adquisición.