Toma aire para mejorar tu salud y controlar la mente. En forma sencilla definiremos la respiración, cómo un proceso inconsciente de desintoxicación a través del cual podemos limpiar nuestro cuerpo y volver a tomar energías positivas. Es decir, respiramos para recibir vida y soltar lo tóxico.
Algunos estudios científicos explican que, al respirar correctamente, nuestras células reciben una mayor oxigenación, beneficiando la circulación, y otros órganos vitales como el corazón y el estómago. Además disminuye la presión sanguínea, los riesgos de infarto cerebral, equilibra la mente y nos ayuda a controlar el estrés.
Una buena oxigenación también contribuye en la producción de una mayor cantidad de sangre, y mejora la capacidad del cuerpo para asimilar los alimentos y transformarlos en energía. Otro aspecto importante es que mantiene en buen estado a la glándula pituitaria para evitar problemas hormonales de cualquier tipo.
Para la concentración
Inhalar oxigena el cerebro y expande los sentidos, potenciando nuestra capacidad de concentración. Respirar bien es sinónimo de vivir mejor. Cuando lo hacemos el olfato sincroniza nuestra actividad cerebral, nos pone alerta, al activar múltiples áreas en nuestro cerebro. Este estado nos lleva a mejorar nuestra seguridad y confianza.
Cuando las emociones te desbordan
Nuestros sentimientos pueden quedar al descubierto a través de la respiración. Por ejemplo, al hacerlo de forma agitada y rápida, es posible que estemos conectados con la angustia, la ansiedad o el disgusto, porque estas emociones generan una sensación de falta de aire.
Por ello, el mejor consejo es manejar las emociones controlando la respiración hasta lograr ese ritmo natural y consciente que nos permita centrarnos.
Inhalar y exhalar lentamente ayuda al cuerpo a permanecer en un estado más relajado. En esos momentos de inestabilidad, también puedes pausar tu respiración y centrarte en expulsar más aire del que entra por tus fosas nasales, para tranquilizarte rápidamente.
La importancia de respirar por la nariz
El hombre evolucionó para respirar por la nariz, pero más de la mitad de las personas lo hacen por la boca, lo cual produce enfermedades en la mandíbula, el sistema respiratorio, apnea del sueño, disminución de la capacidad aeróbica y cognitiva, entre otras complicaciones.
Tenemos la posibilidad de vivir varios días sin agua y algunas semanas sin comida, pero sólo unos pocos minutos sin oxígeno. Aun así, no prestamos atención a nuestra respiración y descuidamos el desarrollo de este proceso en forma correcta.
Cuidado con respirar demasiado
Reiteradas investigaciones han evidenciado que sí respiramos mucho, o hiperventilamos, el dióxido de carbono (CO2) se mantiene bajo y la hemoglobina libera menos oxígeno. Paradójicamente, respirar de más reduce la disponibilidad de oxígeno a nivel celular.
De allí la importancia de poseer hábitos para respirar conscientemente durante algunos minutos al día, hasta logar que el cuerpo experimente de inmediato una sensación de bienestar, que se traducirá en una mejor salud y sabiduría para resolver los problemas cotidianos. Además, es recomendable, que al experimentar alguna deficiencia o molestia al inhalar o exhalar, consultes a un médico especialista para evitar cualquier complicación posterior.
Por: Eleodina Ramírez
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