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Se trata de una atrofia cerebral difusa, caracterizada en primer lugar por la pérdida de la memoria, especialmente de la memoria reciente.
Su aparición remonta a más de 100 años, cuando los psiquiatras alemanes Alois Alzheimer y Emil Kraepelin reconocieron el primer caso. A partir de entonces, se han llevado a cabo diversas investigaciones científicas para determinar los detonantes del padecimiento y aunque aún no se hallan las causas decisivas, las más recientes concluyen que algunos agentes biológicos en interacción con mecanismos genéticos, pueden estar involucrados en la aparición del trastorno.
Si bien es cierto que este padecimiento incide mayormente en personas entre 60 y 90 años, se han visto casos en edad temprana, aunque en menor medida, y generalmente asociados a otras enfermedades como el Síndrome de Down.
Origen del olvido
La patología tiene principio en la pérdida paulatina pero constante de una sustancia química llamada acetilcolina, encargada del funcionamiento del lóbulo temporal del cerebro, el área que está directamente implicada en la memoria, el lenguaje y la inteligencia.
De esta manera, en un comienzo el individuo puede tener pérdidas de retentiva casi imperceptibles, relacionadas en primera instancia al estrés y a la vejez, pero que con el paso del tiempo se van haciendo más comunes y notables.
Además del desgaste de la memoria, los pacientes de Alzheimer tienen dificultad para realizar labores sencillas y cotidianas como hablar o leer.
¿Cuáles son los síntomas?
Dependiendo de la etapa en que se encuentre el paciente, los síntomas varían y aumentan de menor a mayor gravedad:
Fase leve o principal
º Lapsos breves y aparentemente normales de pérdida de memoria.
º Falta de espontaneidad e iniciativa.
º Dificultad para resolver nuevas situaciones y organizar actividades.
Fase moderada
º Pérdida acentuada de la memoria.
º Deterioro de la capacidad de comprensión y razonamiento.
º Extravío del paciente en lugares familiares.
º Apatía y depresión visibles.
º Alteración del sueño.
Fase avanzada o final
º Pérdida de la capacidad del lenguaje.
º El paciente no reconoce a familiares ni amigos.
º Reacciones de llanto, gritos o risas sin motivo aparente.
º Trastorno deglutorio (tragar los alimentos).
º Inmovilidad del cuerpo por largos períodos.
2020-08-31
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