La ley del espejo propone que nuestra percepción del mundo y de las relaciones humanas son reflejo de nuestro interior.
Es decir, que las circunstancias externas resaltan como estamos por dentro; y, en consecuencia, todos los cambios que se quieran llevar a cabo en el mundo exterior, deben suceder primero de manera interna.
Partiendo de ello, la ley del espejo invita a dejar de lado el victimismo y tomar acción en la vida. Cambiándote primero, mejorará satisfactoriamente todo a tu alrededor.
¿Cómo funciona la ley del espejo?
Tal como señalamos, la ley muestra lo que vemos, o más bien, lo que percibimos e interpretamos de fuera, pero esto en realidad reside en nuestro interior.
En este caso, el exterior actúa como un espejo para nuestra mente. Un espejo en el que se reflejan diferentes características, cualidades y aspectos personales de nuestra esencia.
Por ejemplo, todo lo que me molesta, irrita o quiero cambiar dentro del otro, está dentro de mí.
Todo lo que el otro me critica, o juzga si me molesta o hiere, está reprimido en mí y es necesario trabajarlo.
De igual manera, todo lo que me gusta del otro, lo que amo en él, también está dentro de mí.
Pero, todo lo que el otro me critica, juzga o quiere cambiar en mí sin que me afecte, le pertenece a él.
En conclusión, si ves cosas negativas en alguien, lo que estás observando es un reflejo de lo que albergas dentro de ti.
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¿En qué me puede ayudar?
Cuando la persona es consciente de esta situación y comienza a trabajar para sanar relaciones con personas e incluso consigo mismo, aprende a perdonar, a verse tal como es, y hasta reconoce su lado más oscuro.
También es capaz de ponerse en el lugar del otro, aceptar las imperfecciones y debilidades, y hasta asume sus responsabilidades.
Además, existe mayor autoconocimiento, empatía, compasión y humildad, y esto a su vez se traduce en bienestar y calidad de vida.
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2023-08-09
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