Por medio de los masajes los bebés tienen reacciones a sensaciones táctiles se expanden hacia otras zonas: rostro, palmas de las manos, tórax y planta de los pies.
Los masajes y el sentido del tacto
Durante el desarrollo de este sentido, el bebé reconoce su cuerpo, explora su hábitat y responde al contacto diario con la mamá. Las caricias que les son familiares lo ayudarán a sentirse pleno cuando sean cargados en brazos después del nacimiento.
Sentidos
El sentido del tacto se encuentra muy desarrollado al nacer. El bebé utiliza manos y boca desde entonces, para conocer texturas, formas, sensaciones y gustos. Así complementa su experiencia con los objetos que se encuentran a su alcance.
El contacto “piel con piel” con la madre, cuando es cargado o mimado suavemente, les otorga a ambos una sensación de relajación y felicidad; además, fomenta el apego. De hecho, durante estos momentos de amor estimula la liberación de oxitocina, conocida como la hormona del amor, que refuerza un vínculo afectivo.
Otra forma de comunicación física es a través del masaje; estos estímulos también contribuyen a la formación de otras experiencias sensoriales.
Beneficios
– Mejora la relación afectiva entre padres-hijos
– Promueve el desarrollo físico y psíquico del organismo.
– Contribuye a la formación del sistema digestivo y circulatorio, además de la transmisión del impulso nervioso.
– Fortalece el sistema inmune, lo cual previene infecciones y demás enfermedades.
– Interviene en la transportación de las hormonas a través del torrente sanguíneo.
– Acciona el sistema endocrino, encargado de regular el crecimiento y desarrollo, así como el respiratorio, muscular y los de eliminación.
– Refuerza la consistencia del cuerpo, debido a las presión que ejercen las manos.
– Libera el estrés.
– Ofrece una terapia de relajación.
– Disminuye los gases, cólicos y molestias de dentición (salida y desarrollo de los dientes)
– Ayuda a controlar las intervenciones del sueño.
– La madre aprende a comunicarse a través del lenguaje no verbal, como tacto, mirada, etcétera.
Estimulación profunda
-Los masajes también controlan la hipersensibilidad al tacto, favorece la pronunciación de sonidos para decir palabras, y ayuda a reconocer las partes de cuerpo y sus movimientos a través del contacto visual, táctil y ejercicios.
-Mejora la respiración profunda mecánica, estimulada o mecánica, y las del sistema nervioso autónomo, el cual controla las acciones involuntarias del cuerpo. Ayuda a la circulación sanguínea y linfática (comprende el drenaje y transporte de líquidos), y aumenta las funciones digestivas.
Alivia
-Síntomas de los gases como llanto, presencia aparente de dolor, expulsión de flatulencias de forma corta e intensa, y recogido de las piernas, pueden aliviarse mediante un contacto táctil: cargar al bebé en brazos, mecerlo suave y continuamente, mientras disfruta de un paseo.
-También controla las señales de los cólicos, como lloriqueo, sensación de malestar, rigidez en el cuerpo, abdomen inflamado e irritabilidad ante el contacto físico, a través de una técnica de relajación abdominal.
¿Cómo aplicarlo?
Consiste en acostar al bebé sin ropa, usar un aceite natural, y comenzar a masajear suave y lentamente su abdomen de arriba hacia abajo, luego en movimientos circulares. Después, recoger sus piernas, dejándolas 30 segundos o contar hasta cinco, y repetir el proceso dos veces.
Dato
El aceite vegetal es ideal darle masajes al bebé, es el que en su fórmula contiene salvado de arroz. Este ingrediente ofrece suavidad en la piel y es de rápida absorción, sin dejar sensación grasosa.
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