Las convulsiones no son una enfermedad exclusiva de los seres humanos, los perro también pueden presentarlas.
En ambos casos, son una respuesta a nivel cerebral de descontroladas e inesperadas alteraciones eléctricas. Presentan un desequilibrio en las señales de inhibición y excitación de las neuronas, provocando cambios en la conducta, movimientos y niveles de conocimiento de quien la padece.
Cuando un perro padece convulsiones, su cuerpo se retuerce, sacude y tiembla. Al mismo tiempo presenta exceso de salivación y pérdida del conocimiento.
Causas de convulsiones caninas
Estas pueden deberse a varios factores, las cuales no están relacionadas con una patología concreta. Entre las principales causas se encuentran la epilepsia, la encefalitis o meningitis, traumatismos craneales, intoxicación por sustancias nocivas o tumores cerebrales.
De igual forma, si el perro presenta enfermedades metabólicas, problemas cardiovasculares o malformaciones congénitas, también podrían ser causantes de convulsiones.
Las convulsiones caninas se presentan en tres fases:
– Preictus: puede manifestarse con horas o días de anticipación a un ataque de convulsiones. Puedes identificarla por los cambios de conducta de tu perro como ladridos repentinos, ansiedad o llamadas de atención constantes.
– Ictal: es el momento en que el perro presenta las convulsiones.
– Postictus: es el período inmediatamente posterior a los ataques. El perro se nota nervioso, desorientado, descoordinado y con ansiedad. Esta fase puede durar desde horas hasta días.
¿Qué hacer ante una convulsión canina?
Si bien es cierto que ver un perro convulsionar es algo fuerte y traumático, debido a su magnitud, lo primero que hay que tomar en cuenta es mantener la calma.
Acto seguido, retira rápidamente todos los objetos que se encuentren a su alrededor, de manera que durante las convulsiones, no tropiece ni se lastime con nada. Una vez pasado el ataque, traslada a tu mascota a un lugar ventilado, el calor no le favorecerá en lo absoluto.
Durante este momento, también se recomienda retirar a los niños del lugar, ya que es una escena que puede traumarlos o asustarlos a profundidad.
Si tienes la oportunidad, graba en vídeo las convulsiones de tu mascota, para posteriormente mostrarlas al veterinario. De este modo podrá reconocer y ver la intensidad de las mismas para un mejor diagnóstico.
Cronometra el tiempo de duración del ataque para poder monitorear si las mismas superan los 3 minutos. Esto será información valiosa para su veterinario.
Debes tener claro que no debes tratar de despertar a tu perro durante los ataques. Las estimulaciones sonoras o luminosas pueden aumentar su nivel de estrés, alargando el período de la convulsión.
Por último, una vez terminado el ataque, permanece al lado de tu can reconfortándolo de forma suave, serena y tranquila. Lleva a tu mascota al veterinario para su revisión.
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