La merienda es una necesidad diaria que no se debe saltar ni ignorar. Después de un largo día de actividades, lo primero que debe hacer es merendar. Al consumirla, se sentirá más relajado, y al alimentarse bien estará recuperando las energías que tanto necesita para continuar dando saltos por ahí.
Meriendas ideales
Básicamente, una buena merienda debe incluir:
– Cereales, es decir, pan, galletas, etc., con dará al niño la energía necesaria para el buen funcionamiento de sus músculos y de su cerebro;
– Productos lácteos, como un vaso de leche (con o sin chocolate en polvo), un yogur natural o de frutas, un trozo de queso, etc., porque son ricos en calcio y en proteínas favorables a su crecimiento;
– Una pieza de fruta o un zumo natural de frutas, por el alto contenido de fibras y de vitamina C;
– Agua, para calmar la sed.
Es importante, para que tu hijo se mantenga interesado en la merienda, que esta comida también tenga algunas variaciones. Se puede crear sándwich con distintos rellenos, introducir algunos frutos secos, e incluso permitir a que tu hijo coma, en alguna ocasión, un caprichito recién salido de la pastelería, siempre que eso no se convierta en un hábito.
Malas meriendas
Por las prisas, o por otro motivo cualquiera, muchos padres no se preocupan por la calidad de los alimentos que ofrecen a sus hijos en la merienda. La merienda, si está bien equilibrada, para evitar la obesidad en el niño. Las mismas deben ser preparada con el mismo cuidado que el resto de las comidas.
Lo que no se debe hacer:
– Sustituir los zumos de frutas por las bebidas gaseosas.
– Permitir a que el niño meriende viendo la televisión o delante de la computadora. Eso le distraerá y creará un mal hábito.
– Darles galletas y postres todos los días.
2020-10-03
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