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Algunos niños durante su crecimiento padecen enfermedades que son comunes pero no peligrosas; la otitis es una de ellas. Esta patología, producto de una inflamación de la dermis y las mucosas del oído, ocurre por alguna infección que puede ser externa (epidermis de esta cavidad) o media (tímpano y mucosa de la caja timpánica).
Si hay sospecha de alguna infección debe acudirse al doctor, quien prescribirá algún tratamiento. No introduzcas ningún objeto para ver mejor o limpiarlos. Lo ideal es dar un analgésico o antipirético como el diclofenac o acetaminofén para disminuir el dolor, fiebre y malestar mientras es valorado por el especialista”.
El diagnóstico definitivo lo revelará el otoscopio, aparato con el que el pediatra puede observar el interior de este órgano
Síntomas
- Dolor
- Llanto
- Incomodidad e irritabilidad
- Frote constante
- Hiporexia (no comer bien)
- Fiebre
- Malestar general
- Congestión y obstrucción nasal
- Fluido amarillo o blancuzco que sale del oído
- Mal olor
- Dificultad para dormir
Cuidados
Es un mito creer que la cera es “sucio”, pues trabaja como un mecanismo de protección contra gérmenes y traumatismos. Si la retiras toda, tendrán más posibilidades de contaminación; y si empleas un hisopo para limpiarlos, podría ocasionar lesiones o quedarse alojado dentro. Al retirarse el cerumen, la zona comienza a producir aun más, además de compactarse con el palillo y formar “tapones” que solo el otorrino podrá retirar.
¿Cómo prevenirla?
- Ofrecer lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de edad y luego complementada hasta los dos años.
- Vacunarlo contra el neumococo, haemophilus e influenza.
- Evitar el contacto de tus hijos con fumadores, pues el humo del cigarrillo produce inflamación crónica de las mucosas de nariz y oídos.
- Limpiar bien el conducto auditivo, dejando correr el agua por su interior y secándolo cuidadosamente después del baño.
- Evitar introducir sustancias irritantes, como jabón o champú.
- Aliviar el dolor con paños calientes y algún analgésico recomendado por el médico.
- No aplicar gotas sin consultarlo con un especialista.
- Lavar tus manos y las de ellos con frecuencia.
A medida que crecen
Si esta afección no se hace crónica, lo normal es que en su proceso de desarrollo tenga menos catarros y contaminaciones. El periodo más vulnerable es entre los seis y los 18 meses, porque todavía no se ha fortalecido su sistema inmunitario. A partir de los tres o cuatro años es cuando ya ha creado diversas defensas que lo mantendrán sano.