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Salud en el plato: pirámide nutricional

Miércoles, 19 de agosto de 2020 a las 12:00 am
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2001Online.com | Yamileth Niño

Hace algunos años, se enaltecían las virtudes de la carne y los huevos. La base de la alimentación eran las proteínas, y el villano de la historia se llamaba "carbohidrato". Por supuesto, su cómplice favorito era la fatídica "grasa".

Sin embargo, puede pasar el tiempo y conocerse nuevos métodos de alimentación; pero, sin lugar a dudas, la mejor guía es la llamada "pirámide nutricional", que nos indica cuáles son las proporciones adecuadas en que debemos ingerir cada grupo alimenticio.

Cómo está constituida

Está formada por cuatro niveles. En porcentajes, se considera que la alimentación debe distribuirse así: un 50% de cereales, harinas y granos; un 30% de frutas y legumbres; un 15% de proteínas de origen animal, y solo un 5% de grasas y azúcares, aproximadamente, consideradas fuente de energía adicional, pero fácilmente prescindibles, pues el exceso de su consumo se convierte en grasa corporal.

Cuarto nivel: Grasas y azúcares                    

Dentro de este grupo de alimentos, se encuentran los dulces, golosinas, pasteles, helados, frituras… No se consideran necesarios, porque dentro de los otros grupos alimenticios hay grasa y azúcares suficientes para cubrir las necesidades del cuerpo, y el exceso en su consumo solo redunda en grasa corporal que, al acumularse, forma las indeseables llantitas, o rollitos, como coloquialmente se les llama.

Tercer nivel: Proteína de origen animal               

Son necesarias, porque ayudan a construir y renovar las células del cuerpo, desde las cutáneas, hasta las que forman los órganos más vitales. Se encuentran sobre todo en productos de origen animal, como la carne, los huevos, la leche, los quesos, los pescados, los mariscos, las aves… pero también en algunos vegetales, como la soya y todos sus derivados; y también en otras leguminosas, como el fríjol y las lentejas, por mencionar algunas.

Segundo nivel: Verduras, frutas y legumbres             

Suministran sales minerales, vitaminas y fibras necesarias para regular el metabolismo basal. Las vitaminas tienen una importante participación en la elaboración de las enzimas, que facilitan la digestión y absorción de los alimentos. Las mejores fuentes naturales de vitaminas, son las frutas y verduras comidas con todo y cáscara; y las ensaladas frescas. Por su parte, los minerales básicos: calcio, fósforo y magnesio, juegan un papel importante en el esqueleto humano, en la composición de líquidos orgánicos, como la misma sangre; y en la formación de otras sustancias del cuerpo, por ejemplo, la hemoglobina. La fibra, por su parte, ayuda en la digestión, arrastra toxinas hacia fuera del cuerpo y favorece los procesos de adelgazamiento; también colabora para solucionar el estreñimiento, y previene el cáncer de colon.

Primer nivel: Cereales, tubérculos y frutos secos         

Son los llamados “carbohidratos complejos”. Proporcionan la energía que el organismo necesita para cumplir con todas sus funciones. Al cuerpo humano le cuesta trabajo digerirlos, los absorbe con gran lentitud, y esto resulta muy beneficioso para evitar la obesidad; además, son una fuente importante de fibra. En este grupo de alimentos, se encuentran: harinas integrales, panes, pastas, cereales, frijoles, lentejas, tubérculos como la papa, la batata, etcétera, que aportan el "combustible", la energía necesaria para que el cuerpo humano tenga un nivel óptimo de rendimiento y salud. Los cereales o granos –trigo, maíz, arroz, avena– constituyen los alimentos más completos, equilibrados y nutritivos de la naturaleza. Para que sus beneficios sean totales, lo mejor es ingerirlos en su forma integral, no refinados.

En pocas palabras, la alimentación adecuada reduce enormemente el consumo de carne y otros productos de origen animal, y da especial énfasis a los cereales, complementados con frutas y verduras. La gran equivocación en la dietética a la que estamos acostumbrados, ha sido convertirlos en acompañamientos de las carnes, refinarlos o combinarlos con grasa. Por eso es que ahora se sabe que un plato de pasta no engorda… si va acompañado de una salsa ligera, no grasosa, de tomate y verduras; que una papa hervida es sanísima, pero que este efecto se revierte cuando la freímos… que comer pan o tortillas es una buena costumbre… siempre y cuando no los untemos con mantequilla o crema.

Sobre todo, debe quedarnos claro que una dieta equilibrada, debe tener elementos de cada uno de los grupos mencionados.

2020-08-18

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