Los expertos recomiendan tener un peso sostenible, ya que las altas y bajas, no son buenas, la alimentación debe mantenerse en 1.200 calorías diarias, actividad física y buen manejo del estrés.
No se aconseja seguir planes que restrinjan grupos de alimentos imprescindibles para la vida, como el aceite o los hidratos de carbono, las dietas de 800 calorías o menos, administradas por los llamados ‘doctores Hambre’, no sólo no son efectivas con el tiempo, sino que también pueden iniciar la carrera hacia la obesidad.
“Se ha visto que las dietas crónicas -fenómeno en el que se hace dieta siempre- crece a la par que la obesidad, lo que demuestra los efectos adversos de esta conducta. Esto pasa porque las dietas extremas ponen en marcha un mecanismo neuroendocrino adaptativo a la pérdida de peso, que genera meseta y, en los peores casos, ganancia de más peso”, sostuvo la experta..
Está demostrado que el peso que se pierde rápidamente, también se recupera pronto y que con un ayuno o semiayuno, el organismo no pierde grasa, sino que se desnutre, de hecho, se pierde músculo y gran cantidad de agua y, cuando empieza a comer con regularidad, ese peso se recupera, pero en forma de tejido adiposo.
En su opinión, el descenso de peso sensato y saludable en el tratamiento, es de aproximadamente el 10% del peso inicial de la persona, un descenso de peso razonable es de 300 a 500 gramos por semana, es decir, un máximo de dos kilos en un mes.
Estrategias a largo plazo
Las dietas muy bajas en calorías pueden provocar cálculos biliares, y además, llevar a carencia de vitaminas y minerales. Los planes que ponen énfasis en un grupo de alimentos, por ejemplo la fruta, son hipocalóricos, ponen en riesgo la salud física y psíquica, además de que se genera pérdida de peso “ficticia”, ya que los kilos se recuperan rápidamente. Por último, las dietas ricas en proteínas pueden aumentar el colesterol, el ácido úrico y favorecer el estreñimiento.
Para evitar riesgos, los expertos sugieren una “dieta lógica”, que debe ser variada y de no menos de 1.200 calorías. Pero los programas de pérdida de peso controlados deben complementarse con otras estrategias, como la actividad física regular.