La dieta macrobiótica es una disciplina basada en el consumo de alimentos que no hayan sido sometidos a procesos de industrialización. Libres de abonos o pesticidas, y extraídos directamente de la naturaleza.
Estos productos están regidos por el principio del yin y el yang, es decir, cuando ambos están en equilibrio, el cuerpo debe estar sano.
El yin se relaciona con lo que debilita al organismo, es decir, lo oscuro, el frío y la humedad. Algunos de ellos serían: tubérculos azúcar, leche, carne, café, alimentos procesados, bebidas alcohólicas, lácteos, frutas, condimentos y miel.
El yang es lo que fortalece el organismo y da energía. Se vincula con lo seco, duro y cálido. Se subdivide en cereales integrales, granos, algas, alimentos marinos, semillas y vegetales.
Los yin se deben consumir en menor proporción que los yang. La cocción de estos alimentos debe ser al vapor o a la plancha, de forma que sus nutrientes no sufran alteraciones.
Por tratarse de un principio filosófico, requiere de un gran trabajo interior para entender su esencia.
Beneficios de la dieta macrobiótica
Según sus promotores, con la alimentación macrobiótica se pueden ver resultados a mediano o largo plazo. Ha demostrado múltiples beneficios en la salud, incluso se considera una técnica de evolución personal, de la misma manera que el yoga u otras disciplinas espirituales.
Se dice que actúa en el cerebro mejorando el apetito, sueño, la energía, el humor y la claridad mental, entre otros aspectos de la vida.
Por ello, se le atribuyen efectos sanadores en algunos padecimientos como las migrañas, cansancio crónico, colon irritable y fibromialgia.
Los niveles del proceso
Aunque no supone ningún riesgo para la salud, en caso de llevar la alimentación macrobiótica al extremo, esta debe ser estudiada a profundidad. Al igual que debe ser supervisada por un profesional capaz de corregir cualquier déficit.
Esta dieta puede terminar siendo totalmente vegetariana o vegana. La proteína animal se iría eliminando progresivamente, llegando a reducirse al consumo casi exclusivo de cereales integrales, legumbres y vegetales cocidos.
El agua juega un papel importante, siempre que se tome antes o después de las comidas, preferiblemente tibia, en tés, infusiones o sopas. En el caso de las frutas, se deben comer cocidas, no crudas.
En el período intermedio de este régimen, el pescado blanco o pollo, son recomendados sólo una o dos veces por semana, y ocasionalmente el huevo.
Mientras que alimentos refinados, cultivados con abonos químicos, carnes rojas, productos lácteos, berenjenas, papas, tomates y azúcares, quedan totalmente eliminados.
Resultados
El consumo de este tipo de alimentos permite mejorar la función del sistema digestivo, elimina la acidez estomacal, el estreñimiento, y controla el peso. Sin embargo, los resultados se observarán a lo largo de la vida, como en toda disciplina.
También sirve, además, para reducir los niveles de azúcar en la sangre, el estrés, incrementa la agilidad mental y la energía en el cuerpo.
Hay que tener en cuenta que la macrobiótica dice que es necesario adaptar el cuerpo al consumo de alimentos más yin o más yang. Dependiendo de la época del año y la actividad que se realice.
Si un día, requiere hacer una rutina física más exigente, debe elegir alimentos más yang. Si otro día está de descanso o vacaciones, debe comer alimentos más yin.
Por Pedro Castillo
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