La disfagia es una afección que se refiere a la dificultad para tragar alimentos o líquidos. Esta condición puede presentarse en diferentes niveles de severidad, desde una leve molestia hasta la incapacidad total para tragar. Puede estar relacionada con problemas en la boca, garganta o esófago, que es el tubo que conecta la garganta con el estómago.
Existen dos tipos principales de disfagia: la orofaríngea y la esofágica. La primera ocurre cuando hay dificultades para mover los alimentos desde la boca hacia la garganta y el esófago. Suele estar relacionada con problemas neurológicos, como un accidente cerebrovascular o la enfermedad de Parkinson.
Por otro lado, la segunda está vinculada con problemas en el esófago, como el estrechamiento o la inflamación de este órgano debido a afecciones como el reflujo gastroesofágico.
Cómo combatir la disfagia
Su tratamiento depende de la causa subyacente y la gravedad de los síntomas. A continuación, algunas de las estrategias más comunes:
Terapia de deglución
Un terapeuta especializado en trastornos del habla y la deglución puede enseñar ejercicios para fortalecer los músculos involucrados en el proceso de tragar y técnicas para mejorar la coordinación al ingerir alimentos y líquidos.
Modificación de la dieta
En algunos casos, puede ser necesario cambiar la consistencia de los alimentos y líquidos. Los alimentos blandos o líquidos espesados pueden facilitar la deglución y prevenir la aspiración (cuando los alimentos o líquidos ingresan en los pulmones).
Tratamiento médico o quirúrgico
Si la disfagia es causada por una obstrucción o un estrechamiento del esófago, se pueden utilizar procedimientos médicos o quirúrgicos, como la dilatación del esófago o la cirugía para corregir anomalías estructurales.
Medicamentos
En casos de reflujo gastroesofágico, los médicos pueden recetar medicamentos para reducir la acidez y aliviar la inflamación del esófago.
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