Los dermatólogos advierten que dormir con el cabello mojado no es ideal para la salud capilar ni para el cuero cabelludo. Uno de los principales problemas de esta práctica es que el ambiente húmedo y cálido que se genera al dormir con el cabello mojado puede ser propicio para el crecimiento de hongos y bacterias.
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Esto se debe a que el agua atrapada en el cabello y en la almohada crea un ambiente ideal para la proliferación de microorganismos. En algunos casos, esto puede provocar infecciones en el cuero cabelludo, picazón, enrojecimiento e incluso caspa.
Además, el cabello es más vulnerable cuando está mojado. Dormir con el cabello en este estado puede hacer que se enrede con mayor facilidad, lo cual aumenta el riesgo de daño y quiebre. Al moverse durante la noche, el cabello puede frotarse contra la almohada y sufrir fricción, causando puntas abiertas y debilitamiento en general. Para las personas con cabello rizado o frágil, los efectos pueden ser aún más perjudiciales, ya que el cabello mojado es más propenso a perder su forma y volumen natural.
Los dermatólogos también mencionan que la humedad constante en la almohada puede afectar la calidad de la piel del rostro, ya que puede producir irritaciones o brotes de acné en aquellas personas con piel grasa o sensible. Esto se debe a que las bacterias que proliferan en la almohada pueden transferirse a la cara, aumentando la posibilidad de desarrollar granos y otros problemas cutáneos.
La recomendación general es asegurarse de que el cabello esté completamente seco antes de acostarse. Para quienes desean ahorrar tiempo por la mañana, pueden optar por secar el cabello al aire libre un rato antes de dormir o utilizar una toalla de microfibra para acelerar el proceso.
Si no es posible evitar dormir con el cabello húmedo, algunos expertos aconsejan usar una funda de almohada de seda o satén para minimizar el daño y lavar la almohada regularmente.
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