La recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es que los niños se ejerciten 3 veces a la semana durante 40-45 minutos. Cuando adoptan estos buenos hábitos, los beneficios del ejercicio se extienden más allá de las destrezas físicas, porque también ayuda a su desarrollo cognitivo y psicológico.
Expertos aseguran que los pequeños que hacen actividad física constante adquieren neuroplasticidad y mejoran habilidades cognitivas como la inteligencia y la concentración. Además de las ventajas que tienen para su salud cardiovascular y musculo-esquelética.
Mientras más temprano aborden la actividad física o un deporte, su calidad de vida será mejor y los beneficios físicos y psicológicos se extenderán a la adultez. Como la prevención de la obesidad y la hipertensión arterial. Se puede comenzar con el tiempo recomendado por la OMS y luego se puede aumentar la duración de las rutinas de acuerdo con sus capacidades.
Entre los beneficios que aporta ejercitarse desde pequeño se encuentran el buen desarrollo muscular, mejor densidad ósea y movilidad articular. Así como también mejora la salud cardiovascular y el incremento de la coordinación motora y la neuroplasticidad.
Desde el punto de vista psicológico, mejoran las relaciones interpersonales, los niños se vuelven más sociables, se adaptan con más facilidad a diferentes entornos y logran más motivación y concentración.
Juegos y entrenamiento en casa para niños
Los padres o instructores deben estimular el ejercicio a través del juego cuando se trata de infantes de 6 a 9 años, dependiendo de su nivel cognitivo.
Las actividades físicas también deben ser lúdicas, de manera que el niño replique los movimientos a través de una estrategia orientada a jugar. Cuando ya están más grandes, entre 10-12 años, que ya saben seguir instrucciones, pueden practicar micro ciclos o rutinas más específicas.
Los jóvenes de 12 años en adelante, o que ya han entrado en la pubertad, pueden incorporar pesas dependiendo de sus capacidades.
Definitivamente, el entrenamiento en casa y junto a los padres es un buen escenario para empezar a desarrollar el hábito de ejercitarse. Este va a fortalecer los lazos entre padres e hijos y a mejorar las relaciones interpersonales.
Como todo, los primeros movimientos van a costar un poco y si los niños son pequeños necesitarán varias rutinas hasta que desarrollen la memoria muscular. Lo importante es captar su atención; y la concentración que tengan va a depender de cuánto les guste la actividad que están haciendo. Así como la forma en que se les enseñe.
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