AFP
Cinco años después de la muerte de Steve Jobs, el grupo informático estadounidense Apple siguió creciendo y ha incluso multiplicado sus ganancias, pero sin su visionario líder su futuro continúa siendo una incertidumbre.
Desde el punto de vista financiero, la marca de la manzana no se puede quejar: su beneficio neto alcanzó los 53.000 millones de dólares en el ejercicio que cerró a fines de septiembre de 2015 y su volumen de negocios fue de 234.000 millones de dólares. Esas cifras se multiplicaron desde el último año del reinado de Jobs, cofundador de Apple, fallecido por un cáncer de páncreas el 5 de octubre de 2011.
Su capitalización bursátil, de un poco más de 600.000 millones de dólares, ya no es igual a la de 2015, cuando estaba en la cima, pero sigue representando más del doble del valor de 2011.
Con estas cifras, Apple sigue siendo la número uno por delante de Alphabet, la empresa matriz del gigante de internet Google.
Sin embargo, algunos analistas se preguntan si Apple, que revolucionó la telefonía móvil con su iPhone en 2007 y un gran ecosistema de aplicaciones, no está perdiendo velocidad.
"Es muy difícil mantener el ciclo de innovación cuando se ha desarrollado un producto exitoso", comentó Jack Gold, analista de J. Gold Associates.
"Con cada nueva creación que funciona, se hace cada vez más difícil. La pregunta persiste: ‘¿Cuál será la próxima revolución?’ , y no es una obviedad decir cuál será", añadió.
Vivek Wadhwa, profesor de la universidad de Carnegie Mellon y exempresario en Silicon Valley, considera que Apple vive de sus inventos pasados y no tiene mucha cosa nueva para aportar.
"No hemos visto innovaciones considerables de Apple" desde el fin de la era Jobs, indicó a la AFP. El último iPhone 7 "lo venden bien pero sigue siendo el mismo aparato", destacó.
2016-10-04