Redacción 2001
¿Podríamos sobrevivir un día sin celular?. Son pocos los que se aventuran a decir “quizás” y , con la abrumadora presencia de esos portentos de la tecnología en nuestra vidas , dudamos que alguien diga que sí.
Ha corrido mucha agua bajo los puentes desde que Martin Cooper hizo su primera llamada desde un ladrillo, como peyorativamente se le llama al prototipo del teléfono celular.
En 1973, aquella mole de dos kilos permitió que el ingeniero y su equipo se sintieran realizados desde las calles de Nueva York , tras la inversión millonaria de Motorola, la empresa con la que trabajaba como director corporativo.
Los venezolanos bien podríamos levantarle una estatua a este señor de cabello y chivita blanca de la generación del 28, pero de Chicago, ILlinois, pues, desde el visto bueno que se le dio internacionalmente a su invento, no nos despegamos de él.
Nos despertamos con el celular, desayunamos, trabajamos con él y hasta dorminos a su lado. El dispositivo nos permite lo básico de la comunicación, pero también nos relaciona en un instante con los correos electrónicos, los servicios de Twitter, Facebook, Instagram, la cámara fotográfica y los motores de búsqueda y demás aplicaciones y redes sociales..
Venezuela en la cresta. Desde el mismo período jurásico de la telefonía celular, nos convertimos en usuarios fiebrudos del ladrillo, aquel pesado adelantado de Nokia que se colgaba con un estuche especial de correas y asas de carteras.
Comunicación y status social se combinaron perfectamente hasta que el mercado nos llevó a la democratización y masificación con una gama de productos que van desde el consentido Blackberry, el de “Dame el pin”, pasando por el vergatario de cuna socialista hasta el encumbrado I Phone.
En esa relación íntima que hemos desarrollado con la tecnología digital nos es común hablar hoy de WIFI, 4G LTE , streaming, sistema operativo Android, Bluetooth, entre otros términos.
Tarifas y hábitos. A través del Twitter, el Centro Nacional de Desarrollo e Investigación en Telecomunicaciones (Cendit), recogía las palabras de su presidenta, Gloria Carvalho, quien aseguraba que mientras en otros países, una persona habla en promedio máximo tres minutos al día por teléfono móvil, el venezolano realiza llamadas de hasta 30 minutos diarios.
En su criterio, esa tendencia se entiende por “las tarifas bajas en la telefonía celular”.
No fue posible hacer el contacto telefónico con Carvalho, más los mensajes colocados en la citada red social daban cuenta del esfuerzo de la entidad, por el uso racional de la telefonía móvil , recomendando ”reducir al mínimo el uso del celular. No dormir con el celular cerca o evitar usarlo con poca batería o en espacios cerrados son algunos consejos”.
En otra consideración se sugiere además “ reducir la exposición a las radiaciones no ionizantes emitidas por los teléfonos celulares que puedes adoptar, son: 1. Usar los auriculares para llamadas de larga duración. 2. Mantener el equipo alejado del contacto directo con el cuerpo”.
Crisis de smartphones. Muy lejos están los días en los que las compañías telefónicas vendían equipos de buena factura a precios solidarios y a veces subsidiados. Hoy, los altos costos de los sistemas operativos disponibles en el mercado y la disminución de la clientela han abierto una especie de mercadito paralelo de equipos usados.
Los mismos comercios y servicios técnicos que otrora vendían smartphones, baterías y demás elementos, y los servicios técnicos hoy ofertan teléfonos usados y se surten de equipos en desuso, como repuestos.
En estos casos, se ofrece una ligera garantía, tres meses a lo sumo a fin de sellar la venta y darle confianza al comprador.
En otro contexto, la venta por los portales de internet, son las nuevas vitrinas para poner en el mercado desde el más revolucionario aparato a precios de hiperinflación y a los descontinuados o clásicos bien para quien no pueda darse el gusto o simplemente quiera utilizar sus repuestos para revivir su dispositivo.
2018-04-02