El zumbido de un sistema de ventilación y el clic ocasional de una cámara montada en un trípode interrumpen el silencio antes del anochecer mientras dos estudiantes graduados de la Universidad Texas A&M prosiguen su tarea dentro de la puerta frontal de El Alamo.
La lente de su cámara apunta hacia las paredes gruesas de cal y argamasa que han sobrevivido a la evolución de El Alamo, de una misión religiosa española a uno de los santuarios de batalla más famosos del mundo.
Los estudiantes son parte de un equipo de una decena de investigadores que compilan fotos digitales e imágenes láser de alta definición a fin de conocer la condición de la estructura de casi tres siglos de antigüedad y determinar qué piedras son las originales.
Este trabajo de recopilación de imágenes comenzó en 2013 y continuará hasta noviembre. Los contenidos visuales serán analizados para propósitos de mantenimiento e información histórica.
"(El Alamo) fue escenario de una batalla y quedó destruido, igual que muchas estructuras históricas, como el Partenón", dijo Bob Warden, director del Centro para Conservación del Patrimonio en la Universidad Texas A&M y supervisor del proyecto de compilación de imágenes.
"¿Cómo puede decirse cuál parte es original y cuál no? Estamos recabando la información", apuntó.
Las imágenes tomadas con láser, cámaras de gran formato y otros instrumentos conformarán un solo paquete de imágenes bidimensionales y tridimensionales que Warden confía resulten en una versión de El Alamo al estilo de Google Earth, el programa en internet que permite a los usuarios amplificar zonas del mundo.
Con la ayuda de parte de un donativo de un millón de dólares de la Fundación Ewing Helsell administrado a través de la Oficina General de Tierras de Texas, Warden reclutó a sus colegas y los estudiantes de éstos de diversas universidades del estado para que trabajaran en el desarrollo de un plan de preservación de El Alamo mediante imágenes.
El anterior análisis extenso de El Alamo —así como reparaciones y renovaciones subsecuentes— se efectuó en 1960, mucho antes de la tecnología electrónica disponible en la actualidad.
"Creemos que esta estructura es tan importante como cualquiera en la que hemos trabajado", dijo Warden, quien ha llevado a sus estudiantes a exámenes similares de catedrales francesas, campos de batalla como Normandía y ruinas en Centroamérica.
"Conocer El Alamo no sólo es importante para los texanos sino para la gente en otras latitudes", agregó.
Uno de los estudiantes es Amber O’Donnell, de Austin, graduada en arquitectura que trabajó una semana este mes en el proyecto de imágenes dentro de El Alamo.
"Creo que simplemente es muy interesante y bonito estar cerca de la historia en esta forma e imaginar todas las cosas que han ocurrido y todas las personas que han estado en el mismo lugar donde estamos haciendo este trabajo", señaló O’Donnell, que maniobraba con una cámara que ajusta la perspectiva de las imágenes. "Es sobrecogedor", agregó.
La estructura que sería El Alamo comenzó en 1724 como la Misión San Antonio de Valero de misioneros franciscanos, dentro de una cadena de misiones religiosas en el sur de Texas.
El lugar fue escenario de un sitio y batalla que se libró el 6 de marzo de 1836, donde unos 180 defensores murieron peleando por la independencia de Texas de México, entre estos el comandante de El Alamo William Travis, Davy Crockett y James Bowie.
Después de 1836, El Alamo funcionó como tienda, puesto militar del ejército confederado durante la Guerra Civil e instalación del Ejército de Estados Unidos hasta convertirse en el santuario que es en la actualidad.
La curadora de El Alamo, Pam Rosser, ha analizado los múltiples tipos de mortero utilizado durante siglos para reparar y preservar el lugar.
En el curso de su trabajo, que ha incluido el retiro de hasta nueve capas de cal lechada del ejército en algunos lugares, Rosser ha descubierto rastros de coloridas decoraciones que alguna vez adornaron las paredes interiores./ AP