El queso nació como muchos otros productos lácteos por accidente, hace 4000 años, en Arabia, cuando alguien dejó leche guardada en un envase pequeño, durante mucho tiempo.
El calor producido por las altas temperaturas y el sol se conjugaron para separar el suero, lo que provoca que el resto se cuaje y se inicie el proceso tradicional de su elaboración.
Del primitivo requesón hasta ahora, el queso ha recorrido mucho en el tiempo y en la distancia; muy pocos lugares en el mundo no cuentan con, por lo menos, una variedad tradicional propia.
Tipo de queso
Suaves: se caracteriza por su textura cremosa. Los más conocidos y utilizados son el queso crema, el ricota y camembert.
Semi suaves: No son tan jugoso como la anteriores. Los más fáciles encontrar son el tipo americano, el gorgonzola y la mozzarella.
Firmes: Ofrecen mayor resistencia, como gouda y el provolone, y son los favoritos para comer los solos.
Duros: Son de la consistencia del cheddar, gruyére, parmesano y suizo.
La temperatura perfecta para servir los quesos es el ambiente. Sáquelo de refrigerador unas cuantas horas antes de servirlo.
El queso cómo alimento
Está considerado como uno de los alimentos más completos que existen ya que muchas de sus propiedades que contienen proporcionan al organismo la energía necesaria para estar saludable.
Contrariamente a lo que pudiera pensarse debido a la materia prima utilizada para su elaboración, el queso puede ser consumido por aquellos que sufren de intolerancia a la lactosa y esto es por la poca lactosa que puede quedar fermentada durante la maduración.
Todos los quesos en sus 2000 variedades que existen tienen en común que poseen u alto índice de calcio, vitaminas, minerales, fósforo y calcio.
Cómo debes guardarlo
Teniendo en cuenta que el proceso de maduración no se detiene en ningún caso, es importante que utilice los suaves antes de una semana a partir de la compra.
Aunque en buenas condiciones puede durar hasta tres semanas. Los quesos fuertes pueden conservarse durante meses en la nevera.
Para que no se envejezca al guardarlo en la nevera, la mejor forma de protegerlo, conservarlo en su empaque original o envolverlo en papel encerado, plástico autoadherible o en un recipiente herméticos.
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