Carlos Crespo
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Dieris González esperó desde las 8 de la noche del pasado jueves a las afueras del Centro Comercial Sambil, en Chacao, para poder entrar a la tienda Zara al día siguente a las 10:00 de la mañana. Invirtió en total 14 horas de su tiempo hasta que la dejaron ingresar y 16 horas hasta que logró salir de la tienda. A pesar de esto dice que no se arrepiente. “Yo volvería a hacer la cola”, dice entre risas.
La cultura de las colas parece haber llegado a Venezuela para quedarse. Los tiempos en los que los clientes entraban despreocupados a mirar los productos y comprar lo que deseaban de manera inemediata parecen cada vez más lejanos.
El procedimiento
La mecánica es la misma en tiendas como Zara y Bershka. Las personas llegan en la madrugada, o hasta el día anterior, y hacen una cola. Temprano en la mañana un empleado de las tiendas les pide la cédula de identidad y realiza un listado computarizado. Sólo se atiende a 250 personas diarias. Las tiendas trabajan entre martes y sábado.
Una hora después se le devuelve la cédula a las personas y a las 10:00 am comienza el ingreso, que se va dando por tandas. Los clientes sólo pueden comprar hasta 5 prendas de vestir al mes: tres prendas superiores (camisas, blusas, suéteres) y 2 prendas inferiores (panatalones, shorts, faldas).
Brandon Molina llegó a las 4 de la madrugada a la tienda Berska de El Recreo este sábado y logró ser el primero en ingresar al establecimiento, del que salió al mediodía. “Me imagino que la gente irá a dormir en diciembre porque la gente ya cobró las utilidades, a esto hemos llegado” dijo a su salida, visiblemente agotado.
La prédica socialista del Gobierno no ha logrado eliminar la fiedlidad a las marcas de muchos venezolanos. Este es el caso de Mauri Ochoa, quien llegó a las 6:00 am al Sambil desde Los Teques y logró agarrar el número 250.
“Me gusta la ropa de Zara y aprovechamos que abrió. Sé que me arriesgo a que no haya lo que busco pero tengo fe de que adentro habrá algo para mí”, indicó.
2014-11-17