El uso de protector solar y bronceador es esencial para proteger la piel de los efectos dañinos de la radiación ultravioleta (UV) y para conseguir un bronceado saludable.
Estos son productos especializados para el cuidado de la piel, por lo que su manera de funcionar varía de muchas formas.
Tanto los protectores solares como los bronceadores son cremas y lociones que deben de pasar por una prueba médica para comprar su buen resultado.
De tal manera, no siempre es recomendable hacer uso de los productos artesanales, puesto que algunos no cuentan con la autorización médica.
¿Cuánto cuesta el protector solar?
Hay distintas marcas y presentaciones en cuanto a protector solar y bronceador, por lo que su precio varía.
El protector solar de Tanga cuesta entre 500 hasta 700 bolívares.
Este producto se puede encontrar en loción y crema, siendo la crema la versión más económica.
Su costo también depende del tamaño, puesto que hay presentaciones de 150 mililitros (ml) y 250 ml.
Por otra parte, los productos para el cuidado de la piel contra el sol de Nivea se consiguen desde 900 bolívares.
En cuanto al bronceador, se consiguen de distintas marcas entre 350 y 500 bolívares.
Cabe destacar que estas cremas y lociones se venden en farmacias formales y comercios de cadena.
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Su uso correcto
Al tratarse de un producto para la piel es importante que se tome en cuenta que la crema o loción puede funcionar distinto para cada persona.
Se recomienda usar aproximadamente una onza (30 ml) para cubrir todo el cuerpo, sobre todo en áreas expuestas como orejas, pies y la parte posterior de las manos.
Pilar González, dermatóloga, señaló a 2001 que es necesario aplicar el protector solar al menos 15-30 minutos antes de la exposición al sol para permitir que su efecto comience a actuar.
Con respecto al bronceador, destacó que no debe usarse en exceso para así evitar algunas quemaduras.
Además, es esencial que se lleve un tiempo controlado de la exposición.
Riesgos del protector solar y bronceador “artesanal”
La doctora González indicó que muchos productos artesanales no han sido sometidos a pruebas rigurosas que aseguren su eficacia en la protección contra la radiación UV.
Esto puede dar una falsa sensación de seguridad y aumentar el riesgo de quemaduras solares y daño en la piel.
También hay situaciones en las cuales usan ingredientes que pueden causar reacciones alérgicas o irritación en la piel.
La falta de regulación puede significar que se utilicen sustancias que no son seguras para la aplicación cutánea.
“Siempre es recomendable optar por productos comerciales que estén regulados y comprobados”, compartió.
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