Redacción Diario 2001
Volar en parapente es una de las actividades deportivas de alto riesgo más sencilla y emocionante para sentirse en las nubes y así disfrutar del paisaje.
El mismo consiste en despegar desde una montaña pero también se puede en llano. El ingrediente principal es una buena corriente de aire.
El parapente es el aparato más ligero que existe. Se trata de un equipo de vuelo completo que ronda los 20 kilos, y se despega y aterriza con los pies. La mayoría de las empresas que se han habilitado para practicar esta disciplina otorgan un piloto (el cual acompaña durante todo el viaje) con el fin de que no haya percances.
La atracción del parapente se centra en poder despegar, volar y aterrizar por los propios medios del piloto.
Deporte de riesgo. Katherine Landazábal es coordinadora de la empresa “Parapente Caracas”. Asegura que “la actividad es un deporte de riesgo controlado la cual se desarrolla de acuerdo a las condiciones climáticas debido a que cuando hay precipitaciones o escasos vientos “no se puede volar”.
El viento importa. Landazábal cuenta que la experiencia del parapente “depende de los vientos que hayan en el sitio escogido por la empresa”. Da el ejemplo de su compañía la cual despega desde una montaña denominada Los Pozuelos, ubicada en La Guaira, estado Vargas, cuya cima tiene unos 500 o 600 metros de altura.
Según ella, la trascendencia que tienen los vientos es que cuando hay gran cantidad de ellos el vuelo se torna riesgoso debido a la abundancia de turbulencias y se pueden generar aterrizajes forzosos. Cuenta que sitios calurosos como el estado Vargas son ideales porque las altas temperaturas ayudan a que el parapente se eleve mucho y dure más en el aire.
El peso es básico. La experta agrega que además de los vientos, el peso que tenga cada volador es importante. Añade que en la mayoría de empresas se comienza a volar desde las seis de la mañana porque a esa hora las corrientes de aire son casi iguales a cero, lo que facilita el vuelo para las personas livianas debido a que así no se desarrollan desniveles en el aterrizaje.
Landazábal sostiene que mientras van pasando las horas, el viento tiende a aumentar considerablemente y por ello “es que se planifica en la logística que las personas más pesadas vuelen cuando hay mayores corrientes y así los pueden dominar” (esto es para sitios calurosos); con respecto a lugares de despegue donde el viento es mayor como La Colonia Tovar o Los Jabillos, para las personas con un peso mayor a 60 kilos estos son ideales para una buena experiencia.
Aterrizaje. Landazábal dice que la empresa a la que pertenece decidió tener como sitio la playa, en este caso Los Cocos, en La Guaira, por ser un sitio abierto con gran posibilidades para realizar un buen aterrizaje; cuenta que de acuerdo a las condiciones del viento también se puede realizar el aterrizaje en playa Caleta o Escondida.
Preparación. Según Landazábal, para volar un parapente (si no se realiza para competir) no debe existir ninguna preparación si no “las ganas son las únicas que hacen falta para hacerlo”. Dice que se puede practicar así se tengan ochenta años y tampoco tener una discapacidad es una negativa para vivir la experiencia.
Costos. El precio para lanzase en la mayoría de empresas que hay en la ciudad van de los 40 mil a 50 mil bolívares, pues toman como referencia el valor en que se encuentre el salario mínimo. Se conoció que la persona que desee volar en parapente debe ubicar a la compañía de su preferencia y reservar su cupo con un mínimo de tres días de anticipación con el fin de no tener inconvenientes ya que todas manejan cupos limitados.