Por: Carlos Gabriel Lara B. / 2001
La llegada de la pandemia por la Covid-19 obligó a millones de personas en el mundo a continuar con sus actividades laborales y académicas de forma virtual, con el teletrabajo y la teleeducación.
Aunque ahora se ha vuelto a la “normalidad” para retomar las responsabilidades habituales de manera presencial, muchos optan por mantener la virtualidad o aplicar la semipresencialidad.
La llegada del teletrabajo
El sociólogo Néstor Ramírez considera que en medio de la pandemia el mundo entendió que hay actividades que pueden realizarse de forma remota, las cuales resultan más prácticas, siempre que existan las condiciones y los recursos tecnológicos.
“En el caso de las reuniones virtuales, se demostró que no es necesario acudir a un recinto para tratar un tema en particular con diversas personas o un equipo de trabajo. Con estas aplicaciones tecnológicas podemos perfectamente reunirnos, expresarnos y llegar a acuerdos”, dijo Ramírez.
El sociólogo comenta que en el caso del teletrabajo, muchas personas descubrieron que se les hace más atractivo trabajar desde casa sin la necesidad de asistir a una oficina, y quizás permanecer bajo un clima organizacional negativo que de alguna forma influye en su desempeño laboral.
El teletrabajo: contacto y comodidad
“Para el ser humano es importante el contacto con otros y esa interrelación fuera del hogar, pero a veces hay personas que se sienten cómodas trabajando desde casa, en su espacio. Esto también puede influir de alguna manera en la productividad del empleado porque se siente más a gusto produciendo desde su propio espacio”, aseguró el sociólogo.
Sobre el ámbito académico, el experto expone que desde el proceso de enseñanza-aprendizaje, los estudiantes necesitan ese acompañamiento presencial del docente. Resalta que la didáctica es más efectiva “in situ” que virtual, por lo cual muchos alumnos desisten de sus clases en línea porque se sienten desorientados.
Los líos de la teleeducación
“La teleeducación es muy compleja, y más en un país como Venezuela con tantas deficiencias en los servicios públicos como la luz e internet. Además de eso, el proceso didáctico para enseñar puede ser tedioso cuando se hace de forma virtual y la idea es que los alumnos disfruten su proceso para aprender y que no sea traumático”, aseveró Néstor Ramírez.
“Hay que cumplir con ciertos parámetros para que el proceso de formación a través de las nuevas tecnologías de la información y comunicación sea efectivo”, agregó.
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