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"Gratitud del paciente es la mayor satisfacción"

Lunes, 11 de mayo de 2015 a las 07:30 pm
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Jheilyn Cermeño 

Desde muy pequeña, Deyanira Ortega, sabía que sería enfermera, su mamá quien ejercía la profesión, acostumbraba a llevarla junto a su dos hermanas a su trabajo. Además le permitía tocar algunos implementos como las inyectadoras y ver cómo se preparaban los tratamientos.

A los 14 años, Ortega, comenzó su carrera oficial en la escuela de enfermería interna en la Cruz Roja.
Hoy vestida de blanco y con una licenciatura, desde que ejerce sus labores han transcurridos casi 30 años por los pasillos del Hospital de Lídice, Periférico de Coche, Dr. Miguel Pérez Carreño y otros centros de salud privados.

Cuenta que durante tantos años de servicio, el área materno infantil ha marcado su vida. “Ser enfermero pide tolerancia y paciencia”, indicó.

Señala que “el privilegio de presenciar el nacimiento de una criatura es reconfortante, uno nace de nuevo junto a ellos. Cada vez que podía le daba la bienvenida, le deseaba bien y también le pedía a sus madres que los cuidaran y no los maltrataran”.

Agrega que hay una parte difícil en el oficio y es cuando eres testigo de la muerte de un paciente. “Los niños sobretodo, en principio lloraba con los familiares, con los años uno se repone y ahora los oriento para que puedan soportar la pérdida, lo viví con la muerte de mi madre”, dijo.

Refirió que la situación de inseguridad en los recintos públicos no es de ahora. “Hace casi 20 años, en una guardia en la sala de parto del Hospital de Lídice, a un compañero y a mí nos apuntaron con una pistola . Era un policía que venía con su pareja quien tenía un conato de aborto y fue enviada a otro centro asistencial por falta de camas para hospitalización. El hombre se molestó e irrumpió al servicio armado, luego se marchó”.

Entrega

Las y los enfermeros son conocidos también como los ángeles blancos de los hospitales, porque están en mayor contacto con el paciente y de suministrar los tratamientos recetados por los médicos.
Yuly Hernández, con seis años en la profesión, indicó que ser enfermera exige sacrificios, entre los que mencionó el poco tiempo para compartir con la familia. “Para nosotros no hay días feriados ni fines de semana libre. Esto es de tiempo completo y nuestra mayor satisfacción es la gratitud que tiene el paciente”.

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