Redacción 2001 | Heilis Oriana González M
Antes la mala ortografía era vista por los profesores como un problema social que sólo se resolvía mediante buena lectura y uso del diccionario.
Hoy en día los errores ortográficos se han vuelto algo común, en particular para las nuevas generaciones en plena era de telecomunicaciones y mensajería instantánea.
Internet y las redes sociales cambiaron para siempre el modo de comunicarse. Quién no recuerda las abreviaciones, las frases con minúsculas y mayúsculas intercaladas, esas expresiones de dos letras que equivalen a todo un estado de ánimo. Casi se podría decir que se creó un nuevo idioma.
Se es menos tolerante, como es lógico, con las faltas de ortografía. Se sigue abreviando a la hora de enviar mensajes a través de aplicaciones y redes sociales, aunque se suele ser más cuidadoso según lo que se escriba. Pero si se habla de los más pequeños es natural preocuparse por los hábitos que puedan adquirir. No es un secreto que los niños acceden a dispositivos tecnológicos cada vez con mayor precocidad, lo que influye de forma directa en sus rutinas educativas.
Eritza Liendo, licenciada en Letras, afirma que “las redes sociales son una plataforma, un soporte. Mal se les podría culpar de nada. Es la ignorancia de los usuarios lo que enturbia los cristales de esa vitrina que son las distintas redes. Hay un daño colateral, eso sí, que es la multiplicación del error por la misma falta de sentido crítico”
La licenciada destacó que “el chateo” y la presunción de prisa no son más que excusas. Muchísima gente justifica sus fallas formales argumentando que escribió ‘rapidito’. La velocidad no debería afectar el saber. La falacia del apuro es lo que ha hecho que para cada error haya una excusa. Mientras eso sea así, nadie corregirá nada”. La también docente en la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela señaló que “la mejor manera de estimular la lectura en internet o en la plataforma que sea es generando contenidos interesantes, amenos y pertinentes en los que se active un registro cuyas marcas discursivas traspasen el muro de resistencia que algunos chamos levantan frente a la lectura. Eso pasa por indagar acerca de sus intereses, sus aspiraciones y, por qué no decirlo, sobre sus temores y sus inseguridades. En esta Venezuela de hoy, muchos jóvenes sienten que no tienen piso. Esa vulnerabilidad debería ser atendida”.
Afirma que el poco interés en la lectura y la proliferación de errores en los comentarios que se publican en redes sociales se podría combatir con “una campaña de penalización para todo aquel que irrespete las normas elementales que rigen el uso de su lengua materna”.
Liendo aseveró que “mucha gente es hipersensible al juicio público y no le gusta saberse expuesta en un fallo. “Estimo que las distintas plataformas deberían tener una especie de filtro que rechace automáticamente cualquier escrito con errores de forma o de contenido”.
Además recomendó a los representantes, docentes padres y profesores “predicar con ejemplos y ser adalides de una causa justa. Un joven criado en casa de lectores leerá. Igual que si tuviera profesores que hablaran de las bondades de la lecto-escritura”.
Les recordó a los adolescentes que “el saber no ocupa espacio y que un pueblo ignorante -como dijo Bolívar- es un instrumento ciego de su propia destrucción”.
Por su parte la psicopedagoga Miriam Cova expresó que “la clave es la falta de lectura. Si un niño lee, lógicamente el nivel de su ortografía sube” La experta destacó que “es necesario fortalecer desde la casa y escuelas el valor que tiene la lectura y la buena escritura para toda la vida”.
2020-02-03
Para mantenerte informado sigue nuestro canal en Telegram https://t.me/Diario2001Online