Redacción 2001
La Federación Venezolana de Maestros (FVM) considera que la situación de estos profesionales es “dramática”, no escapan a la difícil realidad económica y social que viven los venezolanos, fundamentalmente por la falta de alimentación, medicinas y la inseguridad.
En el marco de la conmemoración de su día, el presidente de la FVM, Orlando Alzuru, manifiesta que ven el panorama de 2018 con gran preocupación.
Como consecuencia de esta situación han sido muchos los educadores que han optado por irse del país o que de quedarse abandonan la profesión para dedicarse a otros oficios que puedan darle una mejor remuneración.
“Observamos que hay mucha deserción de docentes. A los bachilleres no les es atractiva la carrera. No hay recursos para trabajar en las escuelas, eso desmotiva al profesional y al alumno que quiere estudiar docencia”, indicó Alzuru.
Insuficiente.
La actual contratación colectiva -que vence en el mes de mayo- no se cumplió, excepto por los acuerdos salariales, aspecto que no ha tenido el efecto esperado debido a la alta inflación que se maneja en el país.
Un docente tipo 1 cobra Bs 579 mil 881 de sueldo base más el cestaticket. Un docente 6 Bs gana 858 mil 117 más la asignación del bono alimentación. La federación indica que en comparación con el costo de la canasta alimentaria y de la canasta básica familiar hay un déficit salarial gigantesco, por lo que concluyen que viven empobrecidos.
“No se nos permite vivir con calidad y si no tienes calidad de vida es difícil dar calidad en la educación”, lamentó el representante.
En el tabulador actual incluyeron un apartado en el que dejaron constancia de que el salario no podía estar por debajo del sueldo mínimo, por lo que cada vez que lo alcanzara, el salario del educador debía ser aumentado.
Sin avances. “Queremos hacer énfasis en que valoramos que el Gobierno nos haya incluido en su política salarial, hemos recibido los aumentos de sueldo que ha proclamado el Presidente. Sin embargo, en materia de seguridad social hay muchos problemas que afectan al educador venezolano”, destacó Alzuru.
Explicó que los puntos referentes a la mejora de condiciones fueron ignorados, como la cláusula que en la que se establecía que se debía proporcionar acceso a la alimentación en las unidades médicas del Instituto de Previsión y Asistencia Social (Ipasme) a través de mercados al aire libre.
Se había incluido que les adjudicara viviendas a los maestros que no tuvieran un lugar propio, tampoco se cumplió. También se estableció que debía asegurárseles un seguro HCM (Hospitalización, Cirugía y Maternidad) que cubriera las necesidades de los educadores y familiares, en la práctica está desfasado y ha funcionado con irregularidad y lo mismo ha sucedido con el servicio funerario: “Buscamos que se establezca una política para todos. Si es necesario un sistema que se encargue de pagarle a las clínicas a tiempo, de modo que se atiendan las necesidades”, consideró.
Indicó que están dispuestos a, en conjunto, diseñar esas políticas empezando por el rescate del Ipasme para que atienda al 100% de los educadores y no desvíe recursos hacia otros sectores: “Se reclama que se reactive el consejo directivo del Ipasme para la participación de los profesores, para diseñar las políticas y no en manos de juntas interventoras que lo han deteriorado hasta el momento”, argumentó Alzuru.
Otro punto que quieren mejorar es el de la situación de los jubilados, que después de haber entregado 30 o 40 años como formadores del futuro, ven como su peor momento el retiro, con pagos incompletos y atropellos.
El deber ser. La analista de políticas públicas en educación, Olga Ramos, indicó que en las últimas décadas han tenido unas condiciones de trabajo que progresivamente han ido en detrimento, aunque destacó que en el país nunca ha habido condiciones de trabajo ideales.
“Un maestro es uno de los profesionales más importantes, porque así como un médico es el responsable de la vida de las personas. Lo que va a ser el niño o adolescente como persona integral, el desarrollo de la personalidad, oportunidades de vida, intelectual, emocional y laboral se define en la casa y la escuela”, consideró.
Ramos opina que deberían ser unos de los mejores pagados y de los más exigidos (evaluados) del país. Por lo que un docente debería tener un salario que le permitiera viajar todos los años a conocer distintas culturas o países o hacer cursos, para enriquecerse como persona. Debe tener tiempo para formarse, recrearse, porque todo crecimiento personal impacta en su trabajo en el aula.
Analizó que un docente que está preocupado y que tiene que trabajar el doble para redondearse o encontrar otra actividad económica para comer o alimentar a su familia, no tiene cabeza para atender la variedad de características (las particularidades y requerimientos) de los estudiantes, ni la fortaleza emocional para enfrentar su trabajo con calidad.
Reflexión.
“Aquí no hay nada que celebrar, el origen de este día fue un logro en época de dictadura. Significó enfrentarse a un gobierno totalitario que les llevó a organizarse para defender la educación venezolana y lamentablemente estamos viviendo en algo similar”, lamentó Nancy Hernández, representante de la organización Fenasopadres.
Señaló que el balance es que cada vez son menos los docentes, hay una deserción masiva, profesionales formados durante 5, 7 y 9 años con alto nivel y maestrías.
Para la coordinadora de la Mención de Ciencias Sociales de la Escuela de Educación Ucab, Migdalia Lezama, la situación que vive el docente requiere muchísimo coraje y un gran compromiso con su profesión.
Llamó la atención sobre el hecho de que no hay un perfil del egresado del profesional media general, que características o competencias debe tener para incorporarse al sistema. “Ese perfil no aparece, no está claro, no hay criterios de evaluación”, criticó.
Lezama señaló que el maestro seguirá haciendo su labor: “Históricamente el docente es el último que apaga la luz tiene una alta vocación y así seguirá exigiendo dignidad”.
2018-01-14