Erick S. González C.
En la Gran Caracas hay túneles que están “pepitos” y otros que dan pena ajena. Los que se ven en peores condiciones tienen fallas de iluminación, filtraciones y poco mantenimiento, ese es el caso los ubicados en El Valle y El Paraíso, están deplorables.
La otra cara de la moneda la muestran los túneles de El Silencio -recientemente arreglados por el Gobierno nacional-, de Los Ocumitos y los que conectan a Caracas con Guarenas, todos están “bonitos para la foto”.
Durante diciembre, en las madrugadas, cuadrillas de albañiles e ingenieros realizaban mantenimiento en los túneles de La Planicie, pero solo en la fachada, puesto que aún están perceptibles las irregularidades con el alumbrado.
La Planicie está conformada por cuatro túneles, ubicados en la carretera norte -sur, con vía a la Caracas- La Guaira. Todos fueron pintados y le colocaron las minas reflejantes. Pero, de diez bombillos que hay para dar luz a cada túnel, al menos cinco no funciona o fueron robados, lo que genera un riesgo para los conductores.
A pesar del deterioro, en comparación a los demás túneles distribuidos en la Gran Caracas, los de Catia son unos de los que están me mejor estado.
“Este gobierno no le da mantenimiento a nada, no hay ninguno que esté en buen estado”, aseguró David Hernández, ingeniero y jefe de cátedra en la Universidad Central de Venezuela, quien enfatizó en la falta de suministros para realizar las reparaciones competentes.
Agregó que el mantenimiento preventivo de los túneles debe planificarse.
Una boca de lobo
Los túneles Boquerón I y II, que conectan a Caracas con Vargas, necesitan más que una pasada de pintura. A menos de dos semanas para Carnaval, ambas soluciones viales -construida hace más de 60 años- reciben poco mantenimiento, el sistema eléctrico tiene fallas y en las paredes faltan cerámicas.
Boquerón I es uno de los túneles más largos de Latinoamérica, con 1.910 metros de largo, durante gran parte del trayecto, en ambas direcciones, es evidente la falta de alumbrado.
Además, dirección a Caracas, las paredes del túnel no tienen la cerámica blanca, puesto que durante trabajos de mantenimiento -en diciembre de 2016- fueron retiradas, pero hasta la fecha no las volvieron a poner.
Al seguir hasta el estado Vargas, se llegan a la última parte de los túneles. En ambas direcciones de Boquerón II las paredes no tienen cerámicas y faltan bombillos LED para el alumbrado.
“La falta de mantenimiento efectiva afecta en gran medida la vialidad. Es un problema que se suma a la falta de ampliación y las señalización en las vías”, señaló Daniel Quintini, ingeniero especialista en vialidad.
Explicó que es de gran importancia la presencia del alumbrado eléctrico en los túneles, puesto que la carencia del mismo- aparte de ser un sistema de seguridad exigido por leyes internacionales – puede generar accidente de tránsito.
Fotos de Wladimir Campos
2017-02-13