Por: María Isabel Rangel / 2001
Las tareas dirigidas sirven como “un empujón” para ayudar a la adaptación de los niños a la escuela, especialmente aquellos que no habían experimentado la vida escolar o que necesitan “ser reforzados”.
Padres y representantes aseguran que inscriben a sus hijos en clases particulares para que tengan mejor desempaño académico a la hora de ir a clase.
Una "ayudaíta"…
María Elena Pinto, docente, destaca que las tareas dirigidas ayudan “a que los niños se concentren a la hora de realizar las asignaciones, puesto que en casa tienen muchas distracciones y en varias ocasiones los padres pierden la paciencia a la hora de explicar, por lo que es bueno que estén con profesionales”.
“Quienes no dejaron de asistir a clases particulares presentan ahora un mejor rendimiento escolar, no padecen déficit de atención y su adaptación a las clases fue más rápida”
La consultada, quien imparte clases particulares tres días a la semana, resalta que “la materia que más buscan reforzar es matemáticas y a veces castellano, principalmente los niños pequeños que están aprendiendo a leer y escribir”.
De igual manera, Pinto explicó que aquellos jóvenes que se mantuvieron presentes en tareas dirigidas en los dos años de cuarentena y escuela online se adaptaron con más facilidad a la presencialidad escolar.
“Quienes no dejaron de asistir a clases particulares presentan ahora un mejor rendimiento escolar, no padecen déficit de atención y su adaptación a las clases fue más rápida”.
Los padres agarran oxígeno
Por su parte Micaela Ríos, profesora que también dicta tareas dirigidas, compartió que este tipo de ayuda no solo beneficia al estudiante sino al representante.
“No todos los padres tienen lo que llamamos sentido pedagógico, que es eso que conocemos como saber explicar, tener paciencia y creatividad a la hora de ayudar a los pequeños. Entonces, como no tienen este dominio el pequeño sale perjudicado, pues no entiende y en casos leves es el padre quien termina realizando la asignación, lo cual no es correcto”.
No deben ser un calvario
Asimismo, la consultada recalcó como importante que las tareas dirigidas no sean vistas “como un castigo para los jóvenes” y sea visto “como el refuerzo y asistencia que es”.
“A los papás les gusta someter a sus hijos con que las clases particulares son un castigo, y los amenazan de esa manera cuando no quieren hacer tareas o se portan mal, sin saber que le restan importancia al valor que tienen las tareas dirigidas, pues es una asistencia personal a las debilidades que puede presentar el niño en su desempeño académico, ya sea no dominar la lectura, la escritura o las matemáticas”, señaló Ríos.
“No todos los padres tienen lo que llamamos sentido pedagógico, que es eso que conocemos como saber explicar, tener paciencia y creatividad a la hora de ayudar a los pequeños"
Además destacó que es “un beneficio” para que los pequeños creen vínculos externos al hogar, exploten su capacidad por si solos y tenga atención a la hora de realizar sus tareas, puesto que hay padres que no tienen el tiempo “o la dedicación” para ello.
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