En una época donde las rutinas de cuidado de la piel de múltiples pasos se popularizaron entre los más jóvenes a través de las redes sociales, el pediatra Alejandro Crespo emite una seria advertencia.
Según el especialista, el uso de productos de skincare para adultos en niños y adolescentes podría tener consecuencias mucho más allá de la salud de su piel, incluso llegando a adelantar el inicio de la pubertad.
El Dr. Crespo, reconocido por su enfoque en la salud integral infantil, explicó que la piel de los jóvenes es mucho más sensible y permeable que la de un adulto, lo que la hace vulnerable a ciertos componentes químicos.
"Muchos de estos productos contienen lo que se conoce como disruptores endocrinos", señaló, haciendo hincapié en que estas sustancias son capaces de interferir con el sistema hormonal, lo que podría desencadenar cambios precoces en el desarrollo de los niños.
Los riesgos detrás del skincare para niños
La principal preocupación del especialista radica en ingredientes como los retinoides, ftalatos y ciertos parabenos que se encuentran en cremas anti-envejecimiento, sérums y productos con fragancias intensas.
Estos componentes pueden ser absorbidos por el cuerpo, imitando el efecto de las hormonas naturales como el estrógeno y la testosterona.
La exposición a largo plazo a estos disruptores endocrinos podría alterar el delicado equilibrio hormonal en el cuerpo de un niño, contribuyendo no solo a una pubertad precoz, sino también a posibles problemas de salud reproductiva y hormonal en el futuro.
La rutina de cuidado ideal para niños y adolescentes
De acuerdo con la dermatóloga Rebeca Sánchez, en lugar de seguir las tendencias de adultos, para los niños y jóvenes se recomienda un enfoque de "menos es más":
Limpieza suave: utilizar un limpiador facial suave y sin fragancia una o dos veces al día para eliminar la suciedad y el exceso de grasa.
Hidratación básica: aplicar una crema hidratante ligera e hipoalergénica para mantener la barrera de la piel.
Protector solar: el uso diario de un protector solar con un SPF de 30 o más es el paso más importante para prevenir el daño solar a largo plazo.
Cabe destacar que, en el caso de los bebés, el uso de protector solar es recomendado después de los seis meses, con componentes minerales.
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