Una realidad que se impone en la nueva generación, es que la paciencia es escasa cuando de videos se trata. Si un contenido audiovisual supera los dos minutos, la probabilidad de que sea visto hasta el final es muy baja.
En el cada vez más visual ecosistema digital, la atención se ha convertido en la moneda de cambio más valiosa, una tendencia que se consolida con fuerza en Venezuela y es la creciente preferencia por el contenido en formato de video sobre las imágenes estáticas.
Búsqueda de interacción y constante entretenimiento
La inclinación por videos ultracortos, impulsada por el auge de plataformas como TikTok y Reels de Instagram, ha condicionado a las nuevas generaciones a un ritmo de consumo frenético.
Esto ocurre porque, al priorizar la brevedad, a menudo se sacrifica el contexto y esto conlleva la dificultad de compresión total de temas que requieran desarrollo.
Esto puede llevar a que la información se perciba de forma superficial, por lo que dura muy poco tiempo almacenado en la memoria, destacan algunas páginas web especializadas en tecnología.
Este fenómeno no solo refleja un cambio en los hábitos de entretenimiento, sino que también encienden alarmas sobre la capacidad de retención de información, señaló una docente consultada.
La maestra también mencionó que esto representa un reto para la educación y la comunicación, incluso el mundo del cine se ve afectado al tener que diseñar materiales concisos y atractivos, sin comprometer la capacidad de análisis crítico.
“Ya no hay que exponer la información, ahora hay que presentarla de forma que compita por la atención de un ecosistema saturado”, dijo.
La comodidad de la multitarea
Otro factor determinante que emerge, es la flexibilidad que ofrece el video para hacer múltiples cosas.
Un universitario comentó: “Ver un video me permite hacer distintas cosas mientras de fondo se reproduce el video, mientras que una foto es algo rápido que simplemente veo y paso, me da flojera hacer scrolling”.
La posibilidad de escuchar una explicación o tutorial mientras organizas algún espacio o trabajas, es lo que les da a los videos un punto a favor.
El video es una imagen en movimiento
Existe una percepción generalizada de que “un video es lo mismo que una imagen, pero en movimiento”, encapsula una verdad fundamental sobre el formato.
Los usuarios ven el video como una versión enriquecida con sonido, narración y tiempo.
Los adolescentes consultados comentaron que ver un video les “permite hacer distintas cosas mientras de fondo se reproduce” en cambio, una foto “es algo rápido que simplemente se ve y se pasa”; algunos dijeron que les “da flojera hacer scrolling en imágenes, es más divertido hacerlo en videos”.
Es esta, entonces, la capacidad que tienen los videos de mantener al espectador enganchado por periodos más prolongados, pues es crucial en un entorno donde la sobrecarga de información es contante.
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