Daniela Zarzalejo | [email protected]
Más casual de lo normal y sin la habitual braga de color que usa cuando se presenta en la obra teatral “Improvisto”, espera en los pasillos un hombre alto, con jeans y camisa negra. Ron Chávez, actor cómico de teatro, vive bajo la premisa de que la improvisación puede cambiar al mundo.
Hablar de la carrera de Ron es como adentrarse en una historia con un final inesperado. Con la firme convicción de querer ser militar, comenzó en la Escuela de Formación de Oficiales de la Guardia Nacional (Efofac), pero al tercer año, un obstáculo le impidió seguir.
Contó que después de probar suerte en tres carreras distintas, una muchacha, de la que estaba enamorado, lo incentivó a tomar un taller, que a su vez era un casting, de teatro de improvisación en el año 2009. No sabía que iba a ser la mejor decisión de su vida.
“A pesar de que mi papá era pintor y mi mamá actuó en teatro durante 10 años, no me interesaba hacer teatro, ni siquiera me pasaba por la mente. Yo decía que esa gente anda con el pelo largo, con barba y desaliñado y no me gustaba”, dijo.
Recuerda como si fuera ayer el primer día de su taller teatral por tener doble significado para él: el 4 de agosto de 2009, día de la Guardia Nacional Bolivariana. “Tuve la primera clase del taller ese día, ya no hab ía cupos pero me dieron uno. Fue una relevación y empecé a disfrutar de todo esto”, apuntó.
“Me seleccionaron en el casting y me vinculé en la producción. Se trataba de una obra llamada “Impromatch”, en la que dos equipos compiten con improvisaciones y el público vota por el equipo”, afirmó.
Al año siguiente, recibió la llamada que determinaría su próximo trabajo por los próximos años. “Improvisto”, la obra en la que un grupo de actores salen a escena a improvisar el libreto con ayuda del público, tendría un nuevo integrante.
“Yo me quedé loco con esa llamada. Yo lo comparo con que medio domines el fútbol y te digan para ir a jugar con la Vinotinto en el Mundial. Sin embargo, decidí aceptar la propuesta y me di cuenta que necesitaba estudiar y prepararme”, aseguró.
“Me fui a Chile con una mano adelante y otra atrás y cuatro lochas, pero con ganas de aprender”, detalló y calificó la experiencia como un descubrimiento personal.
En los años siguientes, siguió preparándose en distintos países como Colombia y Estados Unidos, lo que le permitió conocer y adentrarse en el mundo artístico en otros países de Latinoamérica como México y Costa Rica.
Improvisar es cambio
Ron es fiel creyente de que la improvisación se puede usar como técnica de vida. “Para poder improvisar necesitas tres cosas: hay que estar dispuesto, tienes que saber que lo que sucede es incierto y tienes que controlar la ansiedad y convertir eso en un impulso para educarlo. No se trata de salir con ocurrencias sino que construyas en función de eso, y así es la vida”, aseveró.
“El mejor improvisador es el que cede ante la propuesta del otro. Yo creo que con la improvisación se puede cambiar al mundo. Es una técnica que permite que la gente se abra y muestre lo mejor y lo peor”, continuó.
Hoy se desempeña como el director artístico de “Improvisto”, además de actuar en las presentaciones regulares. “Yo no sé si eso es bueno o malo, pero para mí el compromiso es distinto. Como director tienes que estar pendiente de los compañeros y de cómo se sienten en su lugar de trabajo”, sostuvo.
“Nos entrenamos para dar lo mejor de nosotros y aunque es improvisación no es improvisado, hay mucho trabajo detrás. Yo vivo por, para y de la improvisación. Estoy sufriendo porque muchas de las funciones se han tenido que cancelar y es muy triste”, se lamentó el actor.
Escuela para el humor
Junto a Marialejandra Fonseca y Jorge Parra, Ron tomó la decisión de fundar lo que considera su aporte para el país: una escuela para hum ristas. “En enero de este año abrimos las puertas con talleres específicos en improvisación teatral, stand up y la técnica del payaso. Además establecimos una alianza con la Universidad Católica Andrés Bello para certificar los cursos”, explicó.
Para él, la escuela es el proyecto laboral al que le tienen más concentración por el trabajo que requiere. “Quisiera hacer muchas cosas y cuando vea que todo salga bien, nadie me va a parar”, precisó.
Mejoras teatrales
La situación teatral actual preocupa a todos los del gremio. Aunque intenta resistir con numerosas presentaciones y proyectos que surgen, para los actores hay que potenciar las tablas.
La opinión de Ron no se aleja de esta afirmación. “Faltan espacios, falta pluralidad, financiamiento, subsidio y pasión. Si existe voluntad de entes gubernamentales y privados el crecimiento va a ser exponencial”, indicó.
12 años y contando. Improvisto acaba de cumplir 12 años ininterrumpidos de presentaciones con un elenco que ha variado con el paso del tiempo. Según cálculos de los productores, más de 300 mil personas han visto el show.
Considera que a la obra “le hace falta proyección internacional como grupo. Pero es muy difícil porque no podemos tener alianzas que nos ayuden a salir”.
“Recientemente estuvimos en Barquisimeto, Margarita y Puerto La Cruz. Lamentablemente, debido a la situación del país, tuvimos que suspender nuestra función de aniversario”, subrayó, pero añadió que para fin de mes, se llevarán a cabo.
Planes futuros
Ron tiene como prioridad seguir creando proyectos para la escuela, pero seguirá en “Improvisto” durante mucho tiempo más. “Por ahora no dejaría Improvisto pero creo que es algo natural del artista, ‘Improvisto’ me vio nacer. Me gustaría tener más proyección internacional, pero todo a su tiempo”, concluyó.