Tras su inauguración, el 11 de agosto de 1942, el Hotel Ávila se convirtió en una instancia hotelera de lujo para los visitantes estadounidenses y europeos, además de muchos famosos.
Sin duda significó un gran cambio en Caracas, ya que hasta esa fecha la vida comercial y social de Caracas giraba alrededor de la Plaza Bolívar, y el hotel de lujo era el Majestic (1930) ubicado enfrente del Teatro Municipal”.
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Famosos en el Hotel Ávila
Varias personalidades se hospedaron en el Hotel Ávila considerando la privilegiada vista, muy cerca del Parque Nacional del mismo nombre.
En 1964 uno de sus clientes fue el presidente francés Charles de Gaulle, general durante la Segunda Guerra Mundial, y a quien debieron buscarle una cama especial debido a su estatura.
Los jugadores de los Yankees de Nueva York que vinieron a Caracas en marzo de 1947 para realizar juegos de exhibición contra los Dodgers de Brooklyn resultaron ser algunos de los destacados huespedes.
Aprovecharon y se enfrentaron a los equipos venezolanos Vargas, Cervecería Caracas y Magallanes (estos dos últimos perdieron). Entre los peloteros neoyorquinos se encontraban Yogi Berra y Phil Rizutto.
En la suite presidencial ocurrió un suceso lamentable que cambió la historia política de Venezuela. El 3 de septiembre de 1945 el distinguido diplomático venezolano Diógenes Escalante perdió súbitamente la cordura, siendo el primer síntoma de demencia. "Se encerró allí y no salió por varios días".
Por cierto, Nelson Rockefeller pasó su luna de miel en Venezuela en 1963. En ese momento era gobernador del estado de Nueva York, y una década después sería vicepresidente de Estados Unidos durante el gobierno de Gerald Ford.
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En agosto de 2000, el escritor mexicano Sergio Pitol (1933 – 2018), vino a Caracas invitado por la Fundación Atempo, para dictar un curso de escritura literaria y varias conferencias y se hospedó en este lugar. También lo hizo el escritor chileno Roberto Bolaño.
Cantantes, artistas y hasta el grande de la televisión venezolana igual frecuentaron el Hotel Ávila.
"Estábamos en el bar del hotel, probablemente después de la cena; y al ver acodado en la barra a un señor que yo nunca había visto, mi tía Celeste tanteó en la mesa para conseguir una servilleta seca y me conminó a ir a pedirle un autógrafo. De vuelta a la mesa, todos saludaron del lejos al señor, que había sido muy amable, y comprobaron que en el papel se leía con toda claridad el nombre de Renny Ottolina", comentó la periodista Milagros Socorro.
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Otro día, contó la comunicadora social, estaban sentados en el lobby viendo un show de televisión de Ottolina cuando presentó a una cantante de traje largo y sin mangas, de lentejuelas negras que temblaban con sus movimientos y refractaban la luz, cuando tuvieron una sorpresa en el mismo Hotel Ávila..
"La señora llegó al salón y se sentó cerca de nosotros, con el mismo vestido y el mismo cabello batido. ¡Venía de la planta de televisión! Ella misma hizo un comentario, que después me explicarían, sobre la maravilla del video tape. Nunca he olvidado la aparición de aquella especie de sirena nocturna, muy blanca y con los labios pintados de un rojo intenso", señaló Socorro.
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