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El hombre que no puede dejar de reír

Miércoles, 14 de agosto de 2013 a las 07:30 pm
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Hay gente que es muy simple, es decir, todo les da risa; pero aún a ellos les llegan momentos de tristeza. Claro, ese no es el caso de Malcolm Myatt, el hombre de 68 años que no puede dejar de reír.

¿Su secreto? No es ser muy positivo, en realidad, su condición es parte de las secuelas que le dejó un derrame cerebral que sufrió en el 2004. ¿Qué sucedió?

Era un día normal en su trabajo como conductor de camiones, llegó la hora de desayunar por lo que se detuvó a preparase algo y de repente su camión fue derribado. Se lastimó el lóbulo frontal de su cerebro, que controla las emociones y la conducta.

Al principio, los médicos pensaron que su recuperación era casi imposible, pero tras 19 semanas en el hospital, el Sr. Myatt mostró mejorías. Aunque ahora no tiene ninguna función en el brazo izquierdo y sólo puede caminar distancias cortas con la ayuda de un bastón, él le ve el lado positivo y como no si también quedó incapaz de sentir tristeza.

Esto esta relacionado con el hecho de que no puede relacionar, ni juzgar si algo anda bien o mal. No controla sus reacciones.

Pero mientras que la condición podría ser devastador para algunos, el Sr. Myatt dijo que ve su disposición alegre como una bendición. “Siempre he sido una persona feliz y me encanta contar chistes, pero ahora nunca me siento triste. Recuerdo que yo solía ser capaz de sentirme triste, si pasaba algo malo, pero simplemente no sucede más.

Y agregó: “Nunca estoy deprimido. Estar triste no ayudaría nada de todos modos. Sin duda prefiero ser feliz todo el tiempo que a la inversa. Es una ventaja realmente ”

El pensionado se encuentra ahora en las primeras etapas de la demencia vascular, provocada por una reducción del flujo sanguíneo al cerebro después del accidente.

Las reacciones en su familia son muchas. Por una parte, su hija mencionó que es como vivir con un niño y los nietos, Aaron y Dominic, no pueden esperar para visitar a su abuelo “hilarante”. Por otra, todos coinciden en que su risa es tan contagiosa que los que están a su alrededor comienzan a reír.

Su caso es bastante peculiar pues, según informa Daily Mail, los doctores nunca habían escuchado de un paciente con las condiciones del Sr. Myatt, que perdieran por completo la capacidad de sentir una emoción particular./PlanetaCurioso

Jueves 15/08/2013