Al igual que hay jugadores que pasan toda o casi toda su carrera en el equipo, también existe la estirpe contraria: los futbolistas que no duran demasiado en ningún club y cambian constantemente de camiseta.
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En ocasiones son grandes futbolistas, pero suele acompañarles una cierta fama de díscolos. Se trata de jugadores que se mueven constantemente y que suelen estar más incentivados por el dinero que por el amor a unos colores. Ibrahimovic, Anelka, Vieri, Cassano o Aranda son algunos ejemplos.
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