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Lepufología: el arte de seguir al conejo blanco

Miércoles, 14 de agosto de 2013 a las 07:30 pm
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El conejo blanco atraviesa la historia de los símbolos y las alusiones tomando el papel de guía, el indicador de un camino que, de seguirlo, nos puede llevar a confrontar los límites de nuestra realidad.

El primer personaje ficcional en tener un contacto cercano del tercer tipo fue Bugs Bunny. En el episodio “Haredevil Hare”, emitido el 24 de julio de 1948, también aparece el primer OVNI ficcional, conducido por el genial Marvin the Martian. Si bien hubo reportes aislados antes de la Segunda Guerra Mundial y algunos durante la misma, fue a partir de mediados de 1947 (un año antes de Marvin) que surgió la fiebre por los OVNIS: el 24 de junio Kenneth Arnold, piloto, sucedió lo que fue considerado el primer avistamiento por la enorme repercusión que tuvo; dos semanas después, el 7 de julio, ocurrió el incidente de Roswell. El viaje a la Luna de Bugs Bunny apareció en el momento justo.

Pero la relación entre los conejos y visitantes de otros mundos no termina en un dibujo animado de la Warner Brothers. Hay reportes de testigos que aseguran haber visto a alienígenas llevarse a conejos en sus naves (y de hecho, los avistamientos en Estados Unidos parecen aumentar durante la temporada de caza de conejos). Y como si la imagen de unos tres o cuatro extraterrestres grises escapando con conejos en sus naves dimensionales no fuese suficiente, también hay reportes de conejos gigantes con uniforme nazi entrando y saliendo de platos voladores.

Hablando de reportes, el único Presidente de Estados Unidos en reconocer públicamente que vió un OVNI fue Jimmy Carter, quien 10 años después tuvo otra experiencia fuera de lo normal con un conejo: el 20 de abril de 1979 (siendo Presidente) se encontraba pescando en Plains, Georgia cuando fue atacado sorpresivamente por un “conejo asesino”, que escapó nadando. Nadie le creía que hubiese sido atacado ni que un conejo nadase, pero un reportero gráfico había tomado una foto del “agresor”, foto que llegó a la primera plana de los principales periódicos del país.

La lepufología es una rama de la criptozoología que se dedica a estudiar, justamente, “a los avistamientos OVNI en los que los conejos juegan un rol significativo – y usualmente desconcertante”. Pero si vamos más allá de Bugs Bunny, podemos ver que el rol significativo y desconcertante del conejo precede unos 80 años a Bugs Bunny. El 5 de julio de 1862 Charles Lutwidge Dodgson comenzó a escribir, bajo el pseudónimo de Lewis Carroll, Alice’s Adventures in Wonderland, cuya historia comienza con Alicia siguiendo a un conejo blanco: el punto de inflexión, el lugar de paso es la madriguera de un conejo. Este es el nacimiento de un arquetipo moderno: el conejo como guía al otro mundo.

Esta idea, la del conejo y un mundo distinto al ordinario, se repite constantemente: en Matrix, “sigue al conejo blanco” en la forma de un tatuaje es la manera en que Neo entra en contacto con Trinty y, por ende, Morfeo. En Donnie Darko es Frank, un conejo un tanto más oscuro que el de Alicia, quien da instrucciones al protagonista desde más allá del tiempo. En la serie Lost las referencias son varias: el quinto episodio se llama “El conejo blanco” y es la primera vez en que Jack Shepard, el escéptico, se enfrenta a los aspectos inexplicables de la isla, mientras persigue durante todo el episodio a su padre (muerto).

Dos años después de la aparición del episodio de Bugs Bunny con Marvin the Martian se estrenó en Estados Unidos la película Harvey, con James Stewart y Josephine Hull. En ella el personaje principal, Elwood P. Dowd, tiene un amigo invisible, Harvey, un conejo gigante que se comporta a lo largo de 104 minutos como un guía o ayudante. En determinado momento del film cuentan que Harvey es un pucca, un ser fantástico de la mitología celta, a veces benéfico, otras maléfico, algo así como un pequeño trickster, al igual que Bugs Bunny.

Antes del siglo XIX no había referencias al conejo como guía hacia lo desconocido, es un mito moderno, al igual que los OVNIs. Estamos ante un animal simpático y kawai que termina relacionado sorpresivamente con lo inexplicable, sean extraterrestres, otros planos de conciencia o dimensiones paralelas (o perpendiculares) a la que decidimos habitar. La lepufología en realidad no existe, la creó Roberto Anton Wilson en su libro Quantum Pychology para explicar conceptos de mecánica cuántica y análisis transaccional y la relación entre ellas, usando como base la teoría de la información de Claude Shannon: de acuerdo a RAW, no importa lo absurda que pueda resultar la lepufología y lo cierto o falso que pueda haber en los reportes, es útil para la comprensión sobre cómo analizamos y procesamos la información.

Podemos extender la lepufología, entonces (ya que es un recurso, una fantasía y porque nada tiene más sentido en un universo absurdo que estudiar aquello que puede no tener sentido), a no sólo la relación entre los conejos con los OVNIs sino a la relación demostrada con lo inexplicable, de lo cual los habitantes de Sirio y Marte son sólo una porción ínfima. Quizás podamos confirmar, mediante la lepufología, que es posible acceder a Sirio y Marte y cualquier punto del espacio mediante una madriguera común y corriente, siempre que contemos con la ayuda de un conejo blanco que nos guíe./ pijamasurf

2013-08-15