Nápoles, la ciudad que mezcla con armonía lo religioso y lo profano en sus belenes, muestra estos días su cara más ceremonial en los históricos pesebres napolitanos: auténticas composiciones que se remontan al siglo XVII y que se han convertido en piezas de arte para coleccionistas.
En una ciudad donde el pasado español aún se respira en sus calles, las fechas navideñas hacen que el apellido Borbón suene con más fuerza por el hecho de recordar que fue durante el reinado de Carlos III de España, también rey de Nápoles, cuando se creó el concepto del belén napolitano conocido hoy en todo el mundo.
Compuesto por tres escenas: la Natividad, la llegada de los Reyes de Oriente y la vida terrenal de los pastores; estas representaciones han pasado a ser famosas en todo el mundo por la riqueza y precisión de las composiciones que, en la mayoría de los casos, llegan a asemejarse a escenas operísticas donde el detalle no deja descansar a la vista.
"Continúo la tradición ‘settecesca’, que hace referencia al inicio de estos belenes, al pie de la letra, no sólo en las figuras, sino en la escenografía porque estos belenes no están ambientados en la fecha histórica del nacimiento de Jesús, sino en cómo era Nápoles en esa época", ha contado a Efe el artesano belenista Alfredo Molli.
Molli, quien encuentra en la "pasión" por este oficio el único motivo para continuar en él, ha reconocido que, pese a "respetar" la tradición que va unida al belén napolitano, sí que hay figuras que han sido perfeccionadas con el paso del tiempo.
"En el siglo XVII los artesanos napolitanos solo habían visto a algunos animales de la comitiva de los reyes, como los elefantes, en dibujos poco precisos, así que en los belenes antiguos estos resultaban exagerados y poco fieles a la realidad", ha concretado.
Si estos belenes en la época de Carlos III eran solo composiciones al alcance de la nobleza o familias ricas, en la actualidad los precios de las figuras de estas representaciones tampoco están al alcance de cualquier bolsillo.
En algunos casos el precio oscila de los 400 a los 800 euros (de 546 a 1.093 dólares), e incluso pueden llegar a los 2.000 o 3.000 euros (2.734 o 4.100 dólares) cada una. Estos son lo precios actuales porque, como ha asegurado Molli, se trata de esculturas hechas con terracota, cristal, esparto, ricas telas y, depende del cliente, hasta plata y oro para "enriquecerlas".
Y son, precisamente, estas características las que hacen también que se conviertan en obras de arte "atemporales" que muestran orgullosos todo el año algunos coleccionistas que, dado el coste del "hobby", van aumentando el belén "poco a poco", llegando algunos a tener composiciones que alcanzan los 80.000 euros (109.000 dólares).
"Acabo de mandar un belén de 2 metros por 2 metros, con 60 figuras, a un particular de Santiago de Chile, pero mando a todo el mundo. Es gente que tiene el belén todo el año montado porque los tratan como obras de arte", ha contado Molli mostrando con curiosidad la cara de una figura que debe entregar con "cierta premura".
Se trata de la imagen de una coleccionista napolitana que ha decidido ampliar su belén "por gusto".
Esta es otra de las peculiaridades que el "presepio napolitano" original ha mantenido con el tiempo, ya que eran muchos los nobles del reinado de Carlos III que querían aparecer "como carnicero o pastor" en el belén de su casa.
Pero Nápoles no solo es famosa en Navidad por la belleza de sus ricos belenes, sino también por la originalidad de los nacimientos que están en la mayoría de las casas italianas en los que Rafa Benitez, entrenador español del Napoli, se disputa un lugar en la escena con el papa Francisco o con el recientemente fallecido Nelson Mandela.
La larga y estrecha vía San Gregorio Armenio es en estos días un hervidero de gente buscando la novedad para ampliar su belén. En estos casos el precio no importa, ya que la cifra no llega a los dos números, lo que vale es hacerse con el personaje de actualidad, con tu artista favorito y, como no, con la última representación del sempiterno Berlusconi. EFE