Viajaban desde Glasgow a Ibiza, habían embarcado a las ocho de la noche del martes 17 de septiembre y habían decidido comprar algunas botellas de alcohol en el Duty Free del aeropuerto que comenzaron a consumir antes de subir al avión y durante el vuelo.
Los dieciséis escoceses que viajaban en el vuelo de Ryanair comenzaron a bailar y a molestar al resto de los pasajeros hasta tal punto que el piloto se vio obligado a anunciarles que aterrizaría si no se tranquilizaban. El comandante cumplió con su amenaza y el avión varió su trayecto aterrizando en el aeropuerto de Beauvois, a unos 80 kilómetros al norte de París, según informa el diario francés ‘Le Figaro’.
Tal era el estado de los escoceses que cuando aterrizaron en Francia pensaban que ya habían llegado a Ibiza. Las autoridades francesas les retuvieron hasta las dos de la madrugada informándoles de que no irían a la isla en el siguiente vuelo que partía a las 23.45 con el resto de pasajeros.
Tras ser liberados se les dirigió a la estación de cercanías para que pudieran tomar un tren en dirección al centro de París, y la compañía aérea pidió disculpas a los otros 160 pasajeros "por las molestias que les haya ocasionado y por el retraso causado en su viaje", pero aclaró que "no tolerará a pasajeros conflictivos".
El suceso recuerda al que tuvo lugar a mediados del pasado mes de agosto cuando treinta pasajeros se pelearon, destrozaron el mobiliario, insultaron a la tripulación, amenazaron con convertir el vuelo en un viaje suicida y simularon la violación de las azafatas del vuelo de Ryanair FR694 que unía las ciudades de Prestwick, también en Escocia, e Ibiza./TeInteresa
Jueves 19/09/2013